Hemos hablado en flipada.com un montón sobre películas de zombies y su evolución. Es un tema apasionante y que lleva años estando de moda según van saliendo más películas, cómics y series. Escribimos hace tiempo un artículo hablando de la realidad de los zombies, pero se nos olvidó un detalle… hablar de William Seabrook, el padre de los zombies tal como los conocemos. Y si… también era un caníbal.
Es curioso que la persona que creo la tendencia de los zombies, también tuviera un apetito por la carne humana. William Seabrook nació en el estado de Maryland en 1884. Fue un hombre muy inquieto que escritor, explorador, viajero, periodista, ocultista y finalmente caníbal. Precisamente dos de sus libros son los que empezaron todo el mundo zombie, y fueron “The Magic Island” (1929) y “JungleWays” (1930)
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La obsesión de William Seabrook con la muerte y el ocultismo
En el libro “The Magic Island” William Seabrook ya había dado signos de sus extrañas tendencias. En este primer libro hablaba de sus estudios y observación de cuerpos en descomposición. También hablaba del vudú que se hacía en Haití, pero no fue hasta el libro “JungleWays” donde hablaba abiertamente del canibalismo.
Lo cierto es que la vida de William Seabrook es ya de por si oscura y peculiar en muchos sentidos. La gente más cercana a Seabrook le recuerda como una persona con problemas de alcoholismo, abuso de drogas y sádico. Todo esto mucho antes de que ocurriera el hecho que lo puso para siempre su fama de caníbal. ¿Qué le hizo meterse en temas tan polémicos y ser considerado un perturbado?
Su mala experiencia en la primera guerra mundial
Ya sabemos que la fama de William Seabrook era de borracho, drogadicto y sádico. ¿Siempre fue así o pasó algo? Muchos lo achacan a su paso por la primera guerra mundial. Se alistó en el grupo de servicios de campo americanos en 1915, y pronto estuvo conduciendo ambulancias ayudando al ejército francés a trasladar heridos. Tenía que ir a primera línea, recoger los heridos y llevarlos de vuelta al hospital.
En principio podía parecer el mejor lugar para estar en una guerra. No tenía que combatir y solo conducía llevando a los heridos. Sin embargo, ser conductor de ambulancias no le librada de las terribles armas química que se estaban usando.
William Seabrook tuvo la mala suerte de ser enviado a Verdún en 1916. Para los que no lo sepan, la batalla de Verdún fue la más larga de la primera guerra mundial y de las peores por muchos motivos. Fue uno de los primeros sitios donde se empezaron a usar armas químicas, y Seabrook fue una de las víctimas de estas armas indiscriminadas. Se pudo recuperar pero nunca fue el mismo según la gente que le conocía.
Su acercamiento al ocultismo
Al finalizar la guerra y una vez finalizado su servicio en el ejército, Seabrook había quedado bastante afectado. En 1919 encontró una poderosa afición que era el ocultismo. Se asoció con un famoso ocultista llamado Aleister Crowley y empezó a experimentar con la brujería. Esta curiosidad por lo oculto no fue lo único que estuvo practicando.
También desarrolló un gusto por el sadomasoquismo. De hecho, sus orgías realizadas en el sótano de su casa se comentaron mucho en su círculo social. Una de las cosas que más le gustaba era mantener encadenas a mujeres durante largas sesiones. Se decía que algunas de estas “fiestas” podían durar incluso días.
El incidente caníbal que dio origen a los zombies
Nada de las extrañas cosas que había hecho William Seabrook se pudo comparar a lo que luego explicó en su libro “Jungle Ways”. Fue una experiencia personal que detalló en este libro y horrorizó a un buen número de personas.
Seabrook empezó a viajar por varios países de África explorando las tribus que practicaban rituales mágicos y paganos. Por algún motivo personal, solía preguntar a estas tribus si practicaban el canibalismo en sus rituales. Parece que se empezó a obsesionar con este tema. No tuvo suerte en encontrar tribus que consumieran carne humana, lo cual fue frustrante para el.
Sin embargo, su búsqueda tuvo éxito y encontró a los Krahn, los cuales si hacían rituales donde consumían la carne de sus rivales. Seabrook les convenció para que le permitieran estar en uno de esos rituales, lo cual le emocionó mucho.
El problema es que la tribu de los Krahn no dejaba que gente de fuera se comiera a sus enemigos en este ritual. En lugar de eso, aceptaron darle carne de babuino. Sin embargo, Seabrook no se quedó contento con este substituto de la carne humana.
Para encontrar lo que estaba buscando, se fue a Francia para poder cumplir su obsesión caníbal. Allí contactó con un trabajador de una morgue y pudo conseguir un muslo humano entero para consumirlo. Incluso hizo una gran fiesta donde sus invitados le verían comerse este trozo del cuerpo de una persona. No queda claro si se lo comió delante de todo el mundo, pero en su libro “Jungle Ways” explica con todo detalle su experiencia. Dijo que el sabor de la carne humana era muy parecido a la ternera.
¿Cómo se convirtió en el padre de los zombies en el cine?
Fue realmente su primer libro “The Magic Island” donde se utilizó la palabra “zombie”, que luego sería mundialmente conocido gracias al cine. “The Magic Island” fue adaptado por Hollywood en la primera película de zombies llamada “La legión de los muertos sin alma” en 1932 y protagonizada por Bela Lugosi.
Nadie podía esperar que la adaptación de un libro de un caníbal declarado pudiera ser el comienzo de los terroríficos zombies. Curiosamente, los zombies no empezaron a comerse a la gente hasta “La noche de los muertos vivientes” de George Romero. ¿Pudo Romero obtener la idea de William Seabrook y su obsesión por practicar el canibalismo?
La muerte de William Seabrook
La intensa vida de William Seabrook le empezó a pasar factura. Algún tiempo después de su fiesta, donde se comió un muslo humano, su alcoholismo empeoró mucho. Viendo como su salud se estaba deteriorando, sobre todo por su excesivo consumo de alcohol, ingresó en una clínica de desintoxicación. Curiosamente escribió un libro sobre su lucha contra el alcoholismo que llegó a ser un best seller.
Aunque pudo desengancharse por un tiempo de la bebida y las drogas, sus coqueteos con la magia y la brujería le pasaron factura. Tampoco ayudó lo que había hecho en la escabrosa fiesta. El círculo literario de Nueva York le había dado la espalda y esto le hizo caer en una depresión. Volvió a beber y tomar drogas al poco tiempo por este motivo.
Finalmente en 1945 y con 61 años decidió suicidarse con una sobredosis de pastillas para dormir y alcohol. Poco podía saber que con solo dos libros había dado los fundamentos a un género de terror que perduraría durante décadas. El género de los zombies.