¿Por qué un laboratorio querría usar orina para cultivar tomates o cualquier otro alimento? Esto es algo que la agencia espacial alemana DLR puede explicar. El experimento los está llevando Jens Hauslage en Colonia, donde tienen una enorme pecera llena de orina con dos cilindros de plástico en el centro de un metro. En cada tubo hay dos tomateras con sus tallos hojas y unos cuantos tomates. Lo primero que le han preguntado a este miembro de la agencia espacial alemana es si se pueden comer. Ha respondido con un rotundo si. No solo se pueden comer sino que están muy buenos, aunque algo más amargo que los cultivados de forma normal. Lo cierto es que se trata de que sean sanos, tengan los nutrientes necesarios y aporten una buena alimentación. Esto es importante porque serán cultivados en el espacio.
El tanque con orina es solo un prototipo de uno que será instalado en un satélite para demostrar que se puede perfectamente cultivar tomates y otras cosas en el espacio. ¿Para qué se quiere hacer esto? Para poder usar este método de cultivo en la Luna y en Marte. En la actualidad. Toda la comida que se consume en la Estación Espacial Internacional es enviada desde la Tierra. La única excepción son algunas lechugas y coles que se cultivan en una solución líquida especial. Sin embargo, casi toda el agua de la estación espacial viene de la orina de los astronautas. El agua usada para muchas cosas es reciclada con un sistema preparado para tal fin.
La idea de usa las sales que hay en la orina para cultivar cosas no es nueva. Si ya se está pensando en asentar colonias en la Luna y luego en Marte, es lógico que se busquen sistemas para suministrar comida por sus propios medios. La Tierra es un sistema biológico con plantas que producen oxígeno y comida, y luego los animales y microbios hacen el proceso de degradación en la tierra. Sin este proceso un sistema continuado para producir cultivos es imposible. La orina puede ser el elemento que permita que las cosas crezcan fuera de nuestro planeta.
Las columnas de plástico tienen trozos de lava solidificada con agujeros, las cuales son hogar de colonias de bacterias. Estos microbios se alimentan de la orina y a cambio convierten al amoniaco en nitratos y sales, las cuales pueden usarse como fertilizantes. Se quiere llevar esta tecnología al espacio a finales de este año. Para ellos se usará el cohete SpaceX Falcon 9 para que el satélite llegue al espacio, el cual llevará semillas de tomate, un tanque de orina sintética y una colonia de bacterias. Irá dando vueltas para simular la gravedad de la Luna, lo cual será necesario para los invernaderos que se usen. Lo mismo se hará con el invernadero diseñado para Marte.
Si el experimento tiene éxito, será el primer paso para cultivar alimentos de forma efectiva en otros mundos. También queda el tema de las heces humanas que pueden servir de abono. ¿Se podrán usar también? Ya pudimos ver en la película “El Marciano” como Matt Damon cultivaba patatas con excrementos humanos. En la estación espacial los excrementos son empaquetados y lanzados al espacio para que se quemen en la atmósfera terrestre. Sin embargo, no es tan fácil como aparecen en la película.
Según Jens Hauslage los excrementos tienen una buena cantidad de potasio, lo cual es necesario para un buen fertilizante. Sin embargo, también tiene patógenos que pueden ser peligrosos y los cuales tienen que ser procesados correctamente. En las colonias de la Luna y Marte no se desperdiciará nada. Todo será reciclado ya que alimentar a todos los colonos que se aventuren en este viaje será un desafío. Las patatas, pepinos, tomates y otros cultivos pueden producir una buena cantidad de calorías. Otro desafío es conseguir suplir las proteínas y grasa necesarias para subsistir. El DLR ya está experimentando con un tipo de algo alga para aportar las grasas. Lo está haciendo usando también la orina para hacerla crecer.