Muriendo por Sanarse, Cuando la Medicina se Pasa al Lado Oscuro

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Una médica en 1910 llevó a cabo oscuras prácticas para tratar a sus pacientes

El suceso comienza una mañana de 1910, cuando Earl Edwan Erdman acude a la consulta de una conocida practicante que en aquellos tiempos se dedicaba a tratar a sus pacientes con una “medicina alternativa”.

Como decíamos, Earl fue a  la consulta de esta supuesta médica, aquejado de unas dolencias en la cabeza y en otras partes del cuerpo, que no le permitían llevar una vida normal.

Tras un examen, le aconsejó que lo ideal era un régimen muy severo, casi sin alimentos, de modo que se expulsasen las toxinas en su interior y de esta forma el dolor desapareciese.

La idea de la Dra Linda Burfield convenció totalmente a Earl

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Tan fue su convicción que siguió al pie de la letra todo lo que le decía hasta llegar a su muerte en el Hospital del Estado de Washington.

¿Quién era Linda Burfield?

Lo más escalofriante del asunto, es que Linda Burfield no era una doctora licenciada, ya que no tenía el título, sin embargo, las leyes de por aquel entonces permitían ejercer la medicina en ciertos campos, como estos llamados “alternativos”.

Otras de sus técnicas, además del ayuno, eran los masajes extensos, los cuales eran descritos por la gente que los escuchaba como “palizas”, además de la inclusión de edemas durante horas. Una combinación desastrosa que debilitaba por completo a sus pacientes-víctimas.

Fue condenada por homicidio imprudente

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En 1912, una mujer británica de alta fortuna entró a cargo de Linda Burfield, en el centro en donde eran tratados todos sus pacientes. Su hermana entró también con ella, por suerte pudo ser rescatada por su marido, pesando tan solo 27 kilos. Peor suerte corrió su hermana quién falleció en el centro.

Aunque es cierto que hubo un juicio, tan solo fue condenada por esta última muerte, siendo la condena de dos años y medio de cárcel, los cuales no cumplió en su totalidad, ya que, según los jueces, no tenían pruebas evidenciables y siempre ponía como excusa que la enfermedad estaba muy avanzada, por lo que no era culpa de su tratamiento.

40 personas perdieron la vida en manos de esa señora.

Tras su liberación abrió otra clínica en Nueva Zelanda

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Y es que aunque su licencia había sido revocada, todavía era capaz de ejercer prácticas “espirituales”, aconsejando a otras personas con su método para curar enfermedades por medio del ayuno. Por suerte duró poco ya que las autoridades descubrieron que no tenía licencia para desarrollar su actividad, por lo que tuvo que regresar de nuevo a Washington en 1935, lugar en el que siguió ofreciendo sus servicios.

El final de sus días fue de lo más irónico

Al padecer una grave enfermedad, Linda estaba tan convencida de que su método funcionaba que se trató a sí misma con él, falleciendo por inanición en 1938, cosa que sin duda no ayudó a curar su enfermedad.

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