Se podría decir que en pleno siglo XXI tenemos una total libertad de expresión. Muchos países desarrollados en el mundo llevan tiempo con una sólida democracia y esto significa que a diferencia de una dictadura, se puede hablar sin tapujos y con claridad. Lo cierto es que hace unos años parece que se podía decir cualquier cosa en cualquier lugar sin problemas. Ya fuera en un bar, en la calle, en una reunión de amigos y familiares o en un medio de comunicación, se podía dar una opinión sin problema. Otra cosa es que la gente estuviera de acuerdo, pero no se corría peligro por decirlo. Es lo bueno que tienen las democracias.
Sin embargo, en los últimos años todo esto parece que ha cambiado y lo sigue haciendo para peor. La libertad de expresión está en peligro en todo el mundo y se ha hecho tan evidente que miles de personas se están dando cuenta. Hoy en día hay que tener mucho cuidado con lo que se dice porque varios sectores de la sociedad se ofenden rápidamente. Lo políticamente correcto ha entrado en nuestras vidas como un tsunami y cada vez más, nuestra libertad de expresión va menguando. Te contamos algunos ejemplos que puede que te suenen.
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1 – Cuidado con los comentarios online
Todos sabemos que Internet y el anonimato que tiene hacen que mucha gente se envalentone y suelte comentarios muy desagradables. Somos millones de personas y muy diferentes, por lo que los trolls y gente con algún problema en su vida echa su veneno en la red y contra otras personas. Nadie justifica estos comentarios fuera de lugar, sobre todo si amenazan de muerte. En los últimos años estos comentarios se han perseguido de forma irregular. Ha habido denuncias y sanciones económicas e incluso de cárcel por comentarios como estos.
Uno podría decir que está justificado ya que una amenaza online es al fin y al cabo una amenaza. Sin embargo, parece que muchas veces depende de quién vierta esas amenazas para ser procesado. Mucha gente tiene la impresión de que ciertos grupos o sectores tienen más impunidad para lanzar amenazas sin tener que responder a la justicia.
Por otra parte, las redes sociales han cambiado mucho en cuestión de libertad de expresión. Hoy en día hacer decir algo en contra del feminismo o el Islam en Twitter significa casi un linchamiento mediático. Lo mismo pasa en muchos medios de comunicación, donde la censura en los comentarios es feroz. ¿Ya no se pueden dar opiniones que vayan contra el pensamiento global actual? Cuando la gente empieza a tener miedo de hablar en contra de ciertas cosas en público, es que algo no funciona. Es algo que pasaba sobre todo en las dictaduras.
2 – Incriminar y exponer a personas sin pruebas
Una de las cosas que están pasando en los últimos años es gracias a los llamados justicieros sociales. Ya no son las autoridades las que imparten justicia, sino cualquier persona que crea que tiene el derecho moral de hacerlo. El problema es que mucha gente inocente está siendo linchada públicamente en los medios de comunicación y en Internet sin conocer todos los hechos y pruebas. Son tiempos en los que hay que tener cuidado si no se quiere estar en medio de un juicio mediático público.
Uno de los problemas más graves que se están viendo, es que con simples acusaciones cualquiera puede perderlo casi todo. La opinión pública siempre ha sido influenciable y hoy en día lo es más que nunca. Una persona acusada de cualquier cosa es juzgada mucho antes de haber ido a cualquier tribunal o haber tenido un juicio. Es declarada culpable o inocente según interese a alguna causa.
El problema es que muchos grupos tienen poder y apoyo para influenciar jueces y tribunales. Incluso lo tienen para atacar políticos que están en el gobierno y así cambiar algunas decisiones. El problema de todo esto es que mucha gente inocente queda por el camino sin haber cometido ningún delito.
3 – Los medios de comunicación y las manipulaciones
Seamos honestos… los medios de comunicación siempre han servido como una forma de influenciar a los ciudadanos. Dar noticias falsas o medias verdades es una estrategia que se lleva utilizando hace años. Es una forma de mover las grandes masas de población de un sitio a otro. Sin embargo, en los últimos años la cosa ha cambiado de una forma drástica. Los periódicos, canales de televisión, programas de radio y medios digitales se posicionan de una forma tan descarada, que da vergüenza ajena. No hablamos de todos, pero si de la gran mayoría.
En teoría, los medios de comunicación (de cualquier tipo) tienen que informar de la verdad y con la mayor objetividad posible. Ya no es el caso hace tiempo y mucha gente empieza a ver los medios tradicionales como panfletos de propaganda de las diferentes ideologías políticas. Las noticias tienen que seguir un patrón, y quién se sale de ese patrón rápidamente es apuntado y denunciado. Muy pocos medios se atreven a ir en contra de los políticamente correcto y establecido.
Para los que no se han dado cuenta, los medios de comunicación están en una especie de guerra. Sirven para atacar gobiernos, políticos, jueces, personas de la calle dependiendo de las órdenes que se les den. Alguno puede pensar que es bueno que los medios informativos sean críticos con los poderes establecidos. Sin embargo, son críticos con los que interesa mientras ocultan información si no entra en el pensamiento único que se quiere imponer.
4 – Arruinar vidas dependiendo de cómo pienses
Una de las mayores agresiones a la libertad de expresión es poder destruir la vida de una persona por una opinión. Lo estamos viendo continuamente y es una técnica de terror bien conocida usada sobre todo en dictaduras ideológicas. Dar la opinión sobre algo no tendría que suponer un problema pero hoy en día lo es en muchos países. Un simple pensamiento en contra de lo políticamente correcto puede ser una condena general. El problema es que esa persona puede quedar marcada para siempre.
Muchas personas han visto su vida cambiada solo por haber criticado un movimiento o grupo específico. Incluso un correo electrónico o reseña pueden poner a alguien en posición muy incómoda. Una crítica puede derivar en acusaciones graves y la lapidación social del sujeto. Pérdida de trabajo, exclusión social, reputación destruida, etc. Incluso un chiste contado en un mal momento puede ocasionar un problema como este.
5 – La muerte como arma contra la libertad de expresión
Hay que reconocer que esto no es nada nuevo. El miedo a morir es un arma poderosa para que ciertos sectores se callen. Se lleva utilizando desde hace siglos y se sigue haciendo. Tenemos claros ejemplos actuales en los cárteles de la droga en México, la mafia en diferentes países y en los ataques de extremistas islámicos a revistas (Charlie Hebdo) o directores de cine (Theo Van Gogh). Todo lleva al mismo fin, y es acallar a la gente para que exprese su libertad de expresión. Denunciar o parodiar a ciertas organizaciones puede salir muy caro.
Sin embargo, las limitaciones de nuestra libertad de expresión han ido mucho más lejos. Los cómicos hoy en día tienen que vigilar sus chistes porque alguien se verá ofendido. Lo mismo pasa con las canciones, las novelas, actividades y muchas cosas más. Si no pasa por el “filtro” de lo políticamente correcto rápidamente es condenado y expuesto como algo insultante y despreciable.
Lo peor de todo esto es que muchos de estos grupos ofendidos son muy violentos. La cosa no queda con una lapidación pública y mediática. En muchos casos se anima a la agresión física y escarches para provocar el miedo a quién se atreve a dar una opinión contraria. Son malos tiempos para decir ciertas cosas, incluso si es cantando o haciendo un show humorístico.