La Catedral que hay en San Lambert es sin duda muy bonita pero las jaulas de la Catedral de San Lambert que cuelgan de ella tienen una historia de crimen y brutalidad. Fue construida en Münster, Alemania y las tres jaulas de que siguen colgando de la catedral recuerdan que en el año 1536 hubo tres muertes que siguen dando escalofríos. Todo empezó dos años antes, cuando un grupo de Anabaptistas que se oponían a la iglesia católica se establecieron en Münster. Sus creencias eran que no debía haber propiedades y que todo se tenía que compartir, lo cual atrajo a mucha gente pobre con la promesa de comida y tener algo propio. Esta ciudad se convirtió en un bastión de los Anabaptistas frente a la iglesia católica. Sin embargo, no todo era como parecía en esta agrupación.
El origen de las jaulas de la Catedral de San Lambert
El líder de los Anabaptistas era Jan Matthys y fue asesinado por un antiguo cardenal de la ciudad. Fue sustituido por un joven llamado John Leiden, el cual cambió algunas reglas de cómo debía ser esta religión. Se rodeo de toda clase de lujos y se casó con varias mujeres formando su propio harén. Gobernó su iglesia con autoridad absoluta y mientras tanto una buena parte de la ciudad se moría de hambre. Después de dos años de mandato, la iglesia católica reclamó la ciudad de Münster. Como consecuencia, John Leiden y dos de sus colaboradores más poderosos fueron enviados a prisión y condenados a morir.
La muerte de estos tres mandatarios de los Anabaptistas no iba a ser rápida. Cada uno de ellos fue torturado en público durante horas con hierros al rojo vivo y sus lenguas fueron arrancadas. Después de esta agonía, se les atravesó el corazón con una daga. Los tres cadáveres fueron metidos en las jaulas que cuelgan de la catedral para que todo el mundo los pudiera ver. El mensaje que se quiso dar fue claro: Cualquiera que se rebelara contra la iglesia católica podía sufrir el mismo destino. Los cuerpos estuvieron en las jaulas durante 50 años, donde finalmente se retiraron. Sin embargo, las jaulas se dejaron en la catedral hasta nuestros días.