En la historia de la carrera espacial fue el cosmonauta Yuri Gagarin el primer humano en alcanzar el espacio exterior, pero no el primero ser vivo en lograrlo. Unos cuantos años antes, una perrita llamada Laika fue destinada a una misión suicida en la cual se convirtió en el primer ser vivo que orbitó nuestro planeta. En aquellos tiempos este lanzamiento al espacio fue visto como una gran victoria de la Unión Soviética.
El nombre de Laika significa “ladrido” es español, y fue una perrita que fue recogida en las calles de Moscú unos pocos días antes de que se lanzara e Sputnik 2. La primera versión del satélite Sputnik había sido lanzada al espacio un mes antes. Sin embargo, para esta misión los soviéticos querían usar un perro para probar la seguridad para los futuros viajes espaciales con seres humanos. Eligieron a Laika por su carácter calmado y su pequeño tamaño. El 3 de noviembre de 1957 Laika fue lanzada al espacio. Solo se había entrenado a la perrita durante los días previos al lanzamiento, lo cual consistió en irla poniendo en jaulas cada vez más pequeñas de forma progresiva. También hizo algunos vuelos simulados.
Un viaje sin retorno
Antes de que Laika fuera enviada al espacio, Estados Unidos y la Unión Soviética habían usado animales para realizar vuelos y hacer estudios científicos. Sin embargo, habían sido vuelos de solo unos minutos y no se había puesto la nave en órbita. Dicho de otra manera, no se había puesto a ningún animal en gravedad cero como se hizo con Laika.
Una de las cosas que se sabía desde el principio era que no habría viaje de vuelta. Para tranquilizar conciencias, los científicos soviéticos dijeron que la muerte de la perrita sería digna y sin sufrimiento. El Sputnik 2 tendría suficiente comida para alimentar a Laika durante el viaje, y también enviaría los signos vitales de animal a los científicos hasta que se acabara el oxígeno. Antes de que se acabara el oxígeno del todo, se suministraría al perro comida envenenada que lo mataría sin dolor. Durante años la gente creyó en la historia del heroico perro y el trato humano que se le dio. Por desgracia, el final de Laika estuvo muy lejos de ser una muerte sin sufrimiento.
En un congreso espacial celebrado en Houston en el año 2002, el antiguo científico ruso Dimitri Malashenkov dijo que Laika realmente murió en las primeras horas del lanzamiento. Las causas fueron el estrés y el terrible calor provocado por un fallo en la refrigeración. Fueron unas pocas horas, pero fue una auténtica tortura para el pobre animal. La esfera se destruyó al cabo de algunos meses al caer a la atmósfera y desintegrarse.
Este primer viaje espacial hecho por Laika abrió el camino otros viajes donde se lograron enormes avances en este tipo de misiones. De hecho, más de treinta perros más fueron enviados al espacio antes de que Gagarin realizara su misión. Muchos canes se sacrificaron en nombre de la ciencia y para conseguir llegar al espacio. Independientemente de lo ético que nos resulte esto, hay que reconocer que estos animales fueron los pioneros de los viajes espaciales, mucho antes que cualquier ser humano.