Seguro que te suena la fiesta de San Valentín, relacionada directamente con los enamorados. Sin embargo, este santo tiene otro significado menos agradable y tiene que ver con un gangster llamado Al Capone, del cual ya hemos hablado en flipada.com. Aunque fue acusado de haber cometido la llamada masacre de San Valentín, nunca fue demostrado que fuera el o su banda.
Los años veinte fueron duros en Estados Unidos por muchas cosas, y una de ellas fue el crimen organizado. Chicago sufrió especialmente las consecuencias de la mafia y los gangsters de la época. En 1929 la violencia había escalado mucho debido al enfrentamiento que tenía la banda de Al Capone con la banda de George “Bugs” Moran.
Este guerra de bandas tuvo su culminación en la masacre de San Valentín, donde fueron asesinados a tiros varios miembros de la banda de Moran.
La rivalidad por la ley seca
Todos los problemas que había entre bandas del crimen organizado era consecuencia de la ley seca. Moran estaba trabajando en el contrabando de whiskey robado en Canadá, pero Al Capone quería hacerse con esta sección del negocio. Ya habían tenido enfrentamientos en el pasado, pero esto fue lo que encendió la chispa de la guerra.
Parece ser que Al Capone quería quitarse el problema de sus rivales de una vez por todas. Por eso les preparó una trampa para reunir a la mayor cantidad de posible de miembros de la banda de George “Bugs” Moran. Consiguieron reunir a cinco miembros de Moran en un almacén para supuestamente preparar un cargamento de licor ilegal.
Dos hombres de Capone vestidos de policías llegaron al almacén y simularon una detención. Los dos falsos policías pusieron a los cinco hombres contra una pared, y según iban llegando otros hombres de Moran, les “arrestaban” también y les ponían con sus compañeros. Al mismo tiempo llegaron más miembros de la banda de Al Capone, los cuales llevaban las armas para lo que iban a hacer.
Tenían 7 hombres de Moran desarmados e indefensos en el almacen. Hasta ese momento, creían que estaban siendo arrestados por lo que no opusieron resistencia. Estaban de cara a la pared, por lo que no sabían lo que estaba pasando detrás de ellos. Lo que ocurrió fue que los dos “policías” y el resto de secuaces de Capone sacaron de sus vehículos ametralladoras y vaciaron sus cargadores contra los siete hombres de Moran. La matanza de San Valentín había finalizado en un pequeño almacén de Lincoln Park.
La masacre de San Valentín
Los siete hombres de Moran quedaron tumbados en el suelo y sus asesinos huyeron del lugar del crimen. Para no levantar sospechas por si alguien había oído el tiroteo, los dos falsos policías escoltaron al resto como su hubieran sido detenidos. Hasta el día de hoy ninguno de esos hombres ha podido ser identificado. Sin embargo, dejaron a alguien vivo detrás de ellos, que fue Frank Gusenberg.
Gusenberg fue llevado al hospital con 14 balazos en el cuerpo y tuvieron tiempo de preguntarle que le había disparado. Su contestación fue “A mi no me ha disparado nadie…”. Parece ser que en esos tiempos ser un chivato de la policía era lo peor que se podía ser. De todos modos Frank Gusenberg murió dos días después por sus heridas.
Sin embargo, el gran error de los asesinos fue que se les escapara George “Bugs” Moran, el cual era realmente el objetivo de la masacre de San Valentín. Parece ser que el fallo fue que los asesinos confundieron a un tal Albert Weinshank con Moran ya que ambos tenían la misma complexión. Unos días después de esta matanza Moran hizo un comunicado público acusando a Al Capone de los asesinatos.
Los diferentes sospechosos de la masacre
Al Capone empezó a ser investigado por la masacre de San Valentín, ya que era lo más lógico debido a la rivalidad que existía. Sin embargo, no había pruebas que le pudieron incriminar. Había dos testigos que vieron salir a los asesinos del almacén, pero no se podía demostrar que fueran sicarios de Al Capone. Incluso se empezaron a correr rumores de que había sido la propia policía los autores del asesinato. Se decía que era una estrategia para “asustar” a los criminales de Chicago.
Capone no pudo ser acusado formalmente y no se le asoció a la masacre de San Valentín. Sin embargo, unos años después un gangster llamado Fred Burke que había trabajado con Al Capone, fue detenido por otro crimen diferente. Se le encontraron varias armas, y se comprobó que una de ellas fue utilizada en los asesinatos de San Valentín.
Fred Burke negó cualquier relación con ese crimen y tampoco se pudo demostrar que el hubiera tenido nada que ver. El arma pudo haber pasado por cientos de manos a lo largo de los años. Capone fue arrestado por otros motivos, pero nunca fue condenado por los asesinatos de la masacre de San Valentín. Todo el mundo sabe que fue Capone quién organizó las muertes, pero legalmente se libró.
La parte positiva es que la matanza de San Valentín puso final a una serie de conflictos entre bandas que dejaba muchas muertes en las calles. Por lo menos hubo tranquilidad en los siguientes años, aunque fue solo por un periodo de pocos años. Los años treinta también fueron movidos en temas de crimen organizado. Sin embargo, eso lo dejamos para otro artículo.