Como en cualquier otra parte del mundo, México tiene sus propias leyendas e historias que pueden ser bastante inquietantes. Una de las más conocidas leyendas es la de La Llorona. Es parte del folclore mejicano y lleva aterrorizando a generaciones durante mucho tiempo. Hollywood no podía dejar pasar esta oportunidad y ha realizado varias películas sobre este tema. De hecho, hay una nueva versión de La Llorona en camino que pronto podremos ver en los cines.
Aun siendo considerado folclore en la cultura de México, hay mucha gente que dice haber visto a La Llorona. De hecho, muchos siguen creyendo que no es un mito y que realmente existe. Son muchos testigos los que dicen que han tenido un encuentro con este terrorífico ser. Incluso algunas misteriosas muertes se han achacado a esta leyenda.
Todo el mundo coincide en describir a La Llorona como una alta mujer vestida de blanco. Su aspecto es muy delgado y en ningún momento pronuncia una palabra. Solo se pueden escuchar sus quejidos y lamentos con un eco sobrenatural. Lo que más asusta es que no tiene pies y parece que se mueve de un lado a otro flotando.
El comienzo de la leyenda de La Llorona
La historia de la se empezó a conocer en el norte de México y también buena parte del sudeste de los Estados Unidos. Hay muchas versiones de cómo empezó la leyenda, pero la mayoría coincide en que tiene una forma de mujer vestida de blanco y aparece junto a ríos o lagos.
Algunos investigadores de leyendas urbanas han estudiado a La Llorona, y se sabe que existe desde hace más de 400 años. Incluso puede que esta leyenda haya existido durante más tiempo según algunos expertos. De hecho, se la vincula con los antiguos Aztecas como una de sus diosas conocida como Ciuacoatl. Esta diosa se la conocía como un ser mitad mujer y mitad bestia.
Ciuacoatl era una diosa maligna que disfrutaba con los sacrificios humanos. Se sabe que la tenían un verdadero terror en la antigüedad. Un encuentro con ella significaba acabar ahogado en cualquier río o lago cercano. Los niños eran los que corrían mayor riesgo ya que Ciuacoatl tenían una debilidad por ellos.
La versión moderna de La Llorona
La leyenda de La Llorona cambió cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo 16. La historia tuvo un giro más acorde con la época, donde La Llorona era realmente una mujer nativa llamada La Malinche. Esta mujer hacía las tareas de intérprete y guía para los españoles. Finalmente se hizo amante del famoso conquistador Hernán Cortés.
Se dicen que Hernán Cortés la dejó embarazada pero no quiso tener más compromiso con ella. Se casó con una mujer española y abandonó a La Malinche, lo cual le rompió el corazón. Hay rumores que dicen que La Malinche mató a la esposa de Hernán Cortés en venganza.
La leyenda dicen que esta mujer tuvo el hijo de Hernán Cortés y luego tuvo más hijos con otro hombre. Luego los mató ahogándoles en un río, por lo que fue desterrada de la región. Cometió este crimen como venganza contra su marido, el cual la engañó con otra mujer. Al haber sido desterrada y no tener ningún lugar al que ir, se acabó suicidando en el mismo río donde había matado a sus hijos.
Hay más versiones muy parecidas, pero en todas mata a sus hijos y se suicida por venganza contra su marido. Su espíritu es el que vaga por la tierra arrastrando con ella a los incautos que se va encontrando.
Los encuentros con La Llorona
Los encuentros con La Llorona pueden ocurrir en cualquier lugar, aunque siempre es al lado de una zona con grandes masas de agua. La tradición precisamente dicen que el objetivo de este ser es llevarse a la gente con ella a su tumba acuática. De la misma manera que mucha gente ha visto ovnis o alienígenas, También hay muchas personas que juran haber visto a esta siniestra mujer espectral.
Lo cierto es que hay muchos testigos que la han visto, pero siguen vivos tras el encuentro. ¿Es entonces una realidad o una invención para ganar popularidad? De momento, el cine es el que más se esta beneficiando la leyenda. Aun así, si estás en México andando por la noche y escuchas una mujer llorar, ten cuidado con ser curioso.