¿Todos sabemos lo que es un fusil y otras armas de fuego parecidas? También sabemos que en las guerras y conflictos bélicos siempre se han usado armas blancas, como espadas, machetes, cuchillos, etc. ¿Pero a quién se le ocurrió poner un cuchillo largo a un extremo del fúsil como si fuera una lanza? Una vez que este cuchillo es usado como extensión de un fusil, su nombre cambia al de bayoneta. ¿Qué sabes de la historia de la bayoneta y sus orígenes?
En las batallas antiguas las luchas se hacían sobre todo cuerpo a cuerpo. Al principio era utilizando espadas, sables, garrotes, lanzas o cualquier cosa que pudiera ser usado contra el enemigo. Con la aparición de las armas de fuego como los mosquetes, ya no hacía falta acercarse al oponente para dejarle fuera de combate. Sin embargo, eso no eliminaba un problema.
Las antiguas armas de fuego solo tenían la capacidad de un disparo. Esto significaba que si en un combate se fallaba el disparo, se necesitaba un tiempo para cargar el arma de nuevo. Este tiempo era aprovechado por el oponente para atacar con todo lo que tuviera. Normalmente, el fallar un disparo en primera línea era acabar la lucha con armas blancas. El fusil o mosquete quedaban inservibles. Sin embargo, alguien tuvo una idea para convertir el arma de fuego en un arma blanca en distancias cercanas.
Indice de Contenidos
1 – El origen de la bayoneta
La bayoneta tiene su origen en Francia, y se piensa que el invento surgió en Bayona (de ahí su nombre). La simple pero efectiva idea de poner un cuchillo de largas dimensiones en un arma de fuego larga tuvo un éxito sin precedentes.
El primer uso documentado de la bayoneta fue en 1647, en la ciudad belga de Ypres. Sin embargo, los primeros modelos eran bastante rudimentarios. Cuando la bayoneta estaba puesta en el mosquete, el arma no podía disparar. De hecho, la manera de insertar el cuchillo en el mosquete hacía que muchas veces se dañara el arma y luego no pudiera disparar.
Con el tiempo se fue mejorando el sistema de anclar el cuchillo o daga al fusil. Los soldados podían disparar con la bayoneta puesta, y sin dañar el cañón del arma. El sistema de anclaje se perfeccionó para que pudieran usarse todo tipo de armas blancas de diferente tamaño. En Europa surgieron variaciones de la bayoneta francesa original, y fue utilizada en múltiples conflictos bélicos a lo largo de los años.
2 – El uso de la bayoneta en varias guerras hasta el siglo XX
La bayoneta fue un arma muy utilizada y temida hasta el siglo 19. No solo permitía al individuo disparar sino que nunca se quedaba desarmado si se quedaba sin munición. Fue un avance militar importante en la lucha cuerpo a cuerpo, y se desarrollaron técnicas de cómo usarla de un modo disciplinado y efectivo.
Sin embargo, la popularidad de la bayoneta llegó a su máximo potencial en la guerra civil norteamericana y la guerra franco-prusiana. Aun así, las nuevas tecnologías de guerra estaban cambiando la forma de hacer la guerra, sobre todo con las armas de fuego de repetición. La artillería y las ametralladoras hicieron que las bayonetas se fueran haciendo menos relevantes en el combate.
Muchas batallas se empezaron a ganar usando más la distancia que el cuerpo a cuerpo.
Eso no significa que en los combates físicos la bayoneta no fuera usada, pero en la primera guerra mundial ya estaba en declive. Los fusiles eran de repetición y había menos problemas en cargar el arma. Aun así, se siguió usando la bayoneta y su uso se prolongó hasta la segunda guerra mundial.
Los japoneses fueron los que más uso le dieron en la segunda guerra mundial. La habían usado mucho en su guerra contra Rusia, y los rusos también la usaron hasta la saciedad. Por eso se puede entender que se siguiera usando obligatoriamente en los combates contra los aliados. Curiosamente los americanos también la usaban pero en menor medida. Eran obligados a llevar el cuchillo preparado para ser insertado en su fusil, aunque no fue tan utilizado.
3 – La batalla de Gallipoli
En la primera guerra mundial la bayoneta seguía teniendo un uso muy extenso, aunque los avances militares la dejaban como algo casi obsoleto. Sin embargo, los australianos fueron los que consiguieron tener una importante reputación usando la bayoneta para combatir. Fue en la batalla de Gallipoli donde ganaron su fama de ser temerarios y muy peligrosos con sus bayonetas.
En la batalla de Gallipoli murieron muchos australianos bajo el fuego de las ametralladoras turcas, pero el uso combinado de su fusil con la bayoneta les hizo ser muy temidos. Curiosamente, la muerte por bayoneta levantaba mucho miedo entre los turcos y este terror psicológico lo supieron aprovechar los australianos.
Los australianos y neozelandeses perfeccionaron su forma de lucha con la bayoneta, y así causar más miedo al enemigo. Tenían ciertos movimientos y ataques que eran terribles y muy efectivos. Uno de los más populares fue el llamado “throat jab”, que se puede traducir como puñalada al cuello. Este simple ataque dejaba un profundo temor al enemigo antes de entrar en combate, sobre todo si era cuerpo a cuerpo.
4 – Los otros usos de la bayoneta
Como se ha dicho, los avances militares hicieron que la bayoneta se fuera haciendo menos relevante. De hecho, en las guerras modernas seguía siendo usada pero se le dieron usos muy diferentes a los pensados. En la primera y segunda guerra mundial, las bayonetas eran usadas sobre todo para pinchar la comida y calentarla en un fuego de campamento.
La bayoneta también era usada para abrir latas, cortar madera y cualquier tarea donde se necesitaba un cuchillo afilado. Solo se ponía en el fusil a la hora de entrar en combate, y eso era obligatorio. Hay muchos casos documentados de accidentes por tener puesta la bayoneta en el fusil sin estar combatiendo. No son pocos los que recibían heridas o incluso la pérdida de un ojo por un movimiento indebido o una distracción. Por eso estaba prohibido tener la bayoneta puesta si no era en combate.
Según avanzaban las técnicas de guerra, el verdadero peligro eran los francotiradores y las bombas lanzadas desde posiciones lejanas. Por eso al final la bayoneta se usaba más como un cuchillo para hacer las tareas básicas que como arma. Sin embargo, seguía teniendo ese factor psicológico que infundía un gran miedo entre los soldados.
Curiosamente, la mayoría de los soldados que combatían veían aceptable recibir un balazo. Sin embargo, la idea de que una larga hoja de acero les hiriera era algo que les ponía muy nerviosos. Muchos piensan que este terror que inflingían las bayonetas son precisamente el motivo de que se siguieran usando en las guerras modernas.
También servía para dar más valor a los soldados que tenían que avanzar hacía el enemigo. Se pudo comprobar en muchos conflictos que los soldados que tenían una bayoneta en su arma reglamentaria, tenían más confianza a la hora de atacar. Lo veían como un seguro si tenían que acercarse demasiado al enemigo. Era un “truco” psicológico muy efectivo para que los combatientes se sintieran más a salvo.