En los tiempos de esclavitud una cosa era predominante en la mente de los esclavos, y era conseguir la libertad. En el caso de Henry Brown la historia es mucho más peculiar como podrás leer ahora mismo. Henry Brown nación en 1815 en Virginia y pasó sus primeros años en una plantación a pocos kilómetros de la localidad de Yanceyville. Vivía con sus padres y sus siete hermanos, los cuales eran esclavos del dueño de la plantación John Barret. Se da la circunstancia de que Barret trataba muy bien a sus esclavos, por lo que la vida de Henry Brown y los demás esclavos no era de las peores.
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Un cambio en la vida de Henry Brown
La vida de los esclavos en la plantación de John Barret pasaba sin sobresaltos. Trabajaban y luego volvían a su humilde casa cerca de la casa de sus amos. Como se ha dicho, era una de esas plantaciones donde los esclavos vivían de forma bastante digna y era tratados como seres humanos. No había castigos corporales ni se separaba a las familias. Algo diferente a lo que pasaba en otras plantaciones donde los dueños podían ser bastante crueles y sádicos.
Sin embargo, la cosa cambió cuando John Barret se puso enfermo y se supo que no le quedaba mucho de vida. En su lecho de muerte mando llamar a los padres del joven Henry Brown. Eso causó una gran conmoción en la familia de esclavos ya que pensaban que iban a ser liberados. Ya se habían liberado algunos esclavos en los últimos tiempos y la esperanza de ser libres era fuerte. Sin embargo, su alegría duró poco. El moribundo dueño de la plantación les dijo que toda la familia pasaría a pertenecer a su hijo William Barret. Les dijo que debían ser igual de obedientes con su hijo como la habían sido con el.
Por otra parte, Barret había hablado con su hijo William y le había hecho prometer que trataría a los esclavos bien. Sin embargo, lo que no sabía el dueño de la plantación es que al morir la familia sería separada entre William y sus otros tres hijos. Los padres de Henry Brown fueron a la plantación de William Barret, y los demás fueron repartidos en diferentes plantaciones y fábricas.
La nueva vida de Henry Brown
Henry Brown fue enviado a una factoría de tabaco en Richmond cuando solo tenía 15 años. Estuvo los siguientes cinco años trabajando en este sitio y con veinte años se enamoró de una joven esclava llamada Nancy. Era esclava de un banquero llamado Leigh que tenía una plantación cerca de la factoría. Brown pidió permiso para ir a la plantación y pedirle al banquero permiso para casarse con su joven esclava.
Aunque al principio se negó, pero gracias a la ayuda de William Barret acabó aceptando que se casaran. Así lo hicieron y de hecho Nancy fue realojada en la casa que tenía Henry Brown cerca de la factoría de tabaco. Llegó a hacerse un excelente trabajador en el campo del tabaco y aun siendo esclavo recibía un salario. Pudo incluso alquilar una casa mejor con el dinero ganado. Sin embargo, las cosas cambiaron para mal con un giro inesperado.
El banquero seguía siendo el amo de Nancy y decidió venderla a ella y sus tres hijos al dueño de una plantación en Carolina del Norte. Todo esto se hizo a espaldas de Brown el cual se enteró cuando era demasiado tarde. Cuando llegó un día de trabajar que se los habían llevado camino a la nueva plantación. Pidió ayuda a su amo William Barret pero en esta ocasión no le pudo ayudar. De hecho, le aconsejó que se olvidara y buscara una nueva esposa.
La preparación de la curiosa forma de fugarse
Durante meses estuvo llorando la pérdida de su mujer y sus hijos. Lo cierto es que nunca les volvió a ver. Durante estos meses se convenció de que tenía que fugarse y encontrar su libertad. Solo quedaba la forma de hacerlo. De los varios planes que se le ocurrieron hubo uno que pensó que sería el mejor. El plan era meterse en una caja de madera y enviarse por correo a un estado donde había abolido la esclavitud.
Para hacer esto pidió ayuda a un amigo que había sido liberado y que pertenecía a su iglesia. También contó con la ayuda de un zapatero blanco llamado Samuel Smith, aunque por esta ayuda recibió dinero. Lo que hizo Smith fue poner a Brown en contacto un dirigente en contra de la esclavitud llamado James Miller McKim. Juntos pusieron en marcha el plan.
Lo primero que hizo Brown fue contratar un carpintero para hacer la caja donde viajaría. Era de un metro de largo, 60 centímetros de ancho y 70 centímetros de profundidad. La caja tenía tres agujeros para que entrara el aire, los cuales estaban donde tendía la cara Brown. Para una mayor comodidad. Se puso algodón en el suelo de la caja y en los lados. Al ser una caja tan pequeña no podría cambiar de posición en todo el trayecto. Se puso en la caja un cartel que podía “manejar con cuidado y no poner boca abajo”.
El momento de la fuga
En marzo de 1849 Henry Brown entró en la pequeña caja donde su amigo de la iglesia la cerró. La caja fue recogida y llevada al servicio de correos para ser enviada a otro estado. El problema fue que no hicieron caso del cartel que habían puesto. La caja fue puesta boca abajo y en varias posiciones a lo largo del trayecto. Brown quedaba en diferentes posiciones cada vez que movían la caja. En una de ellas casi muere. Esto es lo que dejó escrito Brown sobre la experiencia.
“Cuando peor lo pasé fue cuando me dejaron durante varias horas boca abajo. Los ojos se me empezaron a hinchar y creí que se saldrían de las cuencas. La presión de la sangre en la cabeza era horrible. Intenté cambiar la postura pero simplemente no podía hacerlo. Empecé a sentir verdadero miedo cuando comenzaron los sudores fríos. Notaba que perdía la conciencia y temí que moriría ahí mismo. Por suerte recogieron la caja y la pusieron boca arriba.”
Henry Brown estuvo en total 27 horas metido en la caja y llegó a su destino. Ahí le estaba esperando James Miller McKim, el cual abrió la caja. Brown intentó salir por su propio pie pero se desmayó., Sin embargo estaba bien y se recuperó rápidamente. Así ganó su libertad siendo enviado por correo y haber estado confinado sin moverse en una caja. Intentó ponerse en contacto con su familia pero nunca lo consiguió.