El grupo musical Boston es sinónimo de grandes éxitos del rock clásico, como More Than a Feeling y Peace of Mind. Sin embargo, detrás de este éxito se encuentra la historia de un perfeccionista incansable, Tom Scholz, un ingeniero del sonido que pasó años perfeccionando las canciones que finalmente catapultarían a Boston a la fama mundial.
Indice de Contenidos
- 1 – Los Inicios de Boston: Un Largo Camino Hacia el Éxito
- 2 – El Truco para Grabar el Álbum Debut de Boston
- 3 – La Creación de Himnos Clásicos
- 4 – Brad Delp: La Voz de Boston
- 5 – La Percepción Errónea de Boston como una Banda «Corporativa»
- 6 – El Éxito y la Presión del Segundo Álbum
- 7 – El Legado de Boston
1 – Los Inicios de Boston: Un Largo Camino Hacia el Éxito
El viaje musical de Scholz comenzó a finales de los años 60, cuando empezó a experimentar con la grabación de música en casa. En 1969 escribió su primera canción, Foreplay, que aparecería años más tarde en el álbum debut de Boston.
Sin embargo, lograr que las discográficas prestaran atención a su música fue una tarea ardua y llena de obstáculos. A pesar de recibir constantes cartas de rechazo y agotar sus finanzas, Scholz nunca dejó de trabajar en sus composiciones.
La dificultad de grabar en los años 70 era enorme. Los estudios de grabación profesionales eran extremadamente caros, llegando a costar unos 300 dólares por hora, lo que en esa época era una suma considerable. Scholz, trabajando en Polaroid durante el día, destinaba todo su salario a la grabación de demos.
Al darse cuenta de que no podía seguir gastando tanto dinero en estudios, decidió crear su propio estudio casero, utilizando piezas de equipos desechados y conocimientos adquiridos de compañeros de trabajo en Polaroid.
En su estudio casero, Scholz grabó canciones icónicas como Peace of Mind y More Than a Feeling. El proceso de grabación duró hasta 1975, cuando terminó su última demo, que finalmente llamó la atención de varias discográficas, incluyendo Epic Records.
2 – El Truco para Grabar el Álbum Debut de Boston
Aunque Epic mostró interés, la discográfica insistía en que las canciones fueran grabadas en un «estudio profesional». Scholz sabía que esto sería un problema, ya que había desarrollado un método de trabajo muy particular en su estudio casero, donde grababa todos los instrumentos él mismo, trabajando en completo aislamiento.
El productor John Boylan, asignado por Epic, propuso una solución: engañar a la discográfica. Mientras algunos miembros de la banda grababan en Los Ángeles, Scholz continuaría trabajando en su sótano, reproduciendo fielmente las versiones de las canciones de su demo original.
El resultado fue un álbum prácticamente grabado en el sótano de Scholz, aunque Epic creyera que había sido producido en un estudio profesional de Hollywood. El único tema grabado en Los Ángeles fue Let Me Take You Home Tonight.
3 – La Creación de Himnos Clásicos
Canciones como More Than a Feeling se convirtieron en himnos del rock gracias al enfoque minucioso de Scholz. Cada parte instrumental fue cuidadosamente grabada y producida, logrando un sonido que hoy sigue siendo considerado una obra maestra.
Sin embargo, el proceso no fue rápido. Scholz, conocido por su perfeccionismo, tuvo que reproducir exactamente las partes que había grabado en las demos, algo que describió como una tarea muy complicada.
Boston no solo destacó por sus grandes éxitos, sino también por la calidad de su producción musical. Scholz, aunque era un guitarrista autodidacta, comenzó su formación musical tocando el teclado, lo que influyó en el enfoque melódico y estructural de sus composiciones. De hecho, uno de los principales influyentes en su estilo de arreglos fue el músico Todd Rundgren, quien fue pionero en la grabación en solitario en estudios.
Scholz citó a Jimmy Page de Led Zeppelin y a los compositores clásicos como Rachmaninov y Beethoven como grandes influencias en su manera de concebir la música.
4 – Brad Delp: La Voz de Boston
El cantante Brad Delp fue una pieza clave en el éxito de Boston. Según Scholz, Delp tenía una habilidad vocal inigualable, capaz de cantar armonías perfectas y corregir pequeños detalles con una precisión casi sobrenatural.
La conexión entre Scholz y Delp fue instantánea, y juntos crearon algunas de las canciones más emblemáticas del rock. Delp no solo fue un cantante talentoso, sino que también coescribió varias canciones con Scholz a lo largo de los años.
5 – La Percepción Errónea de Boston como una Banda «Corporativa»
A pesar del éxito de su primer álbum, Boston fue duramente criticada por algunos medios, que la etiquetaron como una banda «corporativa».
Sin embargo, Scholz siempre se mantuvo firme en que Boston era todo lo contrario: un proyecto experimental que surgió en un sótano, sin ningún respaldo corporativo hasta que finalmente firmaron con Epic. De hecho, el éxito de Boston fue un golpe inesperado para la industria musical, especialmente en una época dominada por la música disco.
Scholz siempre defendió que lo que ellos hicieron fue completamente accidental; simplemente crearon música sin pretensiones, y el público conectó con ella.
6 – El Éxito y la Presión del Segundo Álbum
El segundo álbum de Boston, Don’t Look Back, lanzado en 1978, también fue un éxito, aunque Scholz siempre sintió que el álbum estaba incompleto. Bajo la presión de su discográfica y su equipo de gestión, Scholz tuvo que acelerar el proceso de producción, algo que le dejó insatisfecho con los resultados.
Con solo 32 minutos de duración, el álbum siempre le pareció corto, y lamentaba no haber tenido más tiempo para perfeccionarlo. Sin embargo, años más tarde, Scholz remasterizó el álbum, logrando un sonido más acorde con sus altos estándares.
7 – El Legado de Boston
Boston es un ejemplo de cómo la perseverancia, la experimentación y un enfoque perfeccionista pueden crear una obra que trascienda el tiempo. Las canciones que Scholz grabó en su sótano siguen siendo referentes en la música rock, y su enfoque meticuloso hacia la producción y la grabación ha inspirado a generaciones de músicos.
Lo que comenzó como un proyecto en la oscuridad de un sótano se convirtió en un fenómeno mundial, y las canciones de Boston continúan siendo escuchadas y admiradas en todo el mundo.