Las matanzas y genocidios se han repetido a lo largo de la historia. En los tiempos modernos el más conocido fue el del holocausto judío durante la segunda guerra mundial. Aunque no se pudo evitar debido a la guerra, todo quedó grabado a fuego en la historia. Sin embargo, en otros casos si se pudo haber evitado un genocidio. Es el caso del genocidio de Ruanda ocurrido en 1994.
Las dos tribus principales de Ruanda compuestas por los Hutus y los Tutsis. Las trifulcas entre ambas partes ha sido continua durante años, pero lo que ocurrió fue más terrible de lo que la gente podía pensar.
Durante 100 días este país africano tuvo uno de los peores genocidios que se ha visto en el continente. Se estima que murieron entre 800.000 y un millón de personas en el genocidio de Ruanda, donde no se libraron ni las mujeres y los niños. La mayoría fueron asesinados usando grandes machetes y otros quemados vivos. El odio era tan grande que las matanzas ocurrían entre antiguos vecinos y amigos que se llevaban bien, pero todo cambio.
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¿Cómo empezó este odio entre Hutus y Tutsis?
Lo que hace el genocidio de Ruanda más horrible todavía es la pasividad del mundo. Se pudieron hacer muchas cosas para evitarlo, pero las matanzas fueron ignoradas hasta que ya fue demasiado tarde.
Este genocidio no fue algo casual ya que el odio venia de muchos años atrás. Todo empezó con el colonialismo alemán en 1890, donde se hicieron con el mando de Ruanda. Luego fueron los colonialistas belgas los que tomaron el control en 1916. En este caso, los belgas obligaron a los ruandeses a llevar tarjetas identificativos, tanto a Hutus como a Tutsis. Era una forma de tenerlos etiquetados y diferenciados.
Los Hutus y Tutsis llevaban mucho tiempo conviviendo juntos, aunque no se sabe como llegaron al país. Se piensa que los Hutus estuvieron primero y fueron principalmente agricultores. Luego llegaron los Tutsis, que se piensa que venían de Etiopía y se dedicaron más al ganado. Los Tutsis consiguieron llegar a posiciones más acomodadas mientras que los Hutus vivían más en la pobreza.
Cuando llegaron los belgas vieron como los Tutsis (que eran una minoría) tenían más riqueza que los Hutus dedicados a la agricultura. Por este motivo dieron preferencia a los Tutsis en muchas cosas. De hecho, tenían posiciones de poder e influencia que los Hutus no tenían. Antes de que llegaran los belgas los Hutus podían llegar a puestos altos, pero esto se acabó con el colonialismo belga. Esto provocó un profundo resentimiento entre los Hutus.
Los belgas abandonan Ruanda
El tener a los Hutus y Tutsis diferencias con tarjetas era algo que discriminada a los habitantes del país. El favoritismo a los Tutsis tampoco ayudaba, y la tensión era muy grande. En 1959 esta tensión estalló y hubo una revolución por parte de lo Hutus que hizo que miles de Tutsis abandonaran el país.
Por su parte, los belgas aguantaron todo lo que pudieron pero en 1962 decidieron abandonar Ruanda. El país consiguió su independencia y los Hutus se hicieron con todo el control. La semilla del odio ya estaba plantada Miles de Tutsis habían huido pero no aceptaban que se les echara de su propio país.
En 1990 una milicia de Tutsis llamada Frente Patriótico Ruandés (RPF) entró a Ruanda desde la vecina Uganda para invadir el país. Esta guerra civil duró hasta 1993 donde el presidente Hutu Juvénal Habyarimana firmó un tratado de paz con la oposición Tutsi. La paz no duró mucho ya que en 1994 Habyarimana murió en un avión que estalló al ser alcanzado por un misil tierra- aire.
El principio del genocidio de Ruanda estaba empezando
La muerte del presidente Hutu el 6 de abril de 1994 fue un enorme varapalo para la comunidad Hutu. Pronto se empezó a culpar a la milicia RPF del atentado, aunque a día de hoy no se sabe muy bien lo que ocurrió.
El deseo de revancha empezó a ser fuerte. El RPF negó las acusaciones y dijeron que ellos no tenían nada que ver con la muerte de Habyarimana. Sin embargo, el sentimiento de la venganza se estaba extendiendo gracias a una agresiva emisora de radio nacional. Esta emisora de radio animaba a los ciudadanos Hutus a que cogieran armas e hicieran pagar a los Tutsis la muerte del presidente.
La radio pedía que no se perdonara a nadie si era Tutsis. Ni mujeres, ancianos, niños o incluso bebés. Solo una hora después de la muerte del presidente, ya empezaron las matanzas en Ruanda. Continuaron durante los siguientes cien días.
Muchos Hutus se echaron a la calle y lo primero que hicieron fue hacerse con el control de la capital Kigali. A partir de la capital la propaganda llegó a todo el país para que los Tutsis fueran masacrados. Los Tutsis por su parte vieron con horror que el gobierno formando por Hutus no pensaba protegerlos de las agresiones
Las tarjetas de identificación belgas hicieron la matanza más fácil
En 1994 los ruandeses todavía llevaban las tarjetas de identificación. Esto dejaba claro la etnia a la que pertenecían. Por desgracia estas tarjetas facilitaron las matanzas. Los Hutus empezaron a poner controles en las carreteras y pedían las tarjetas a todo el mundo. Miles de Tutsis que intentaban huir fueron interceptados, identificados y asesinados a machetazos.
Lo mismo pasaba en ciudades y pueblos, por lo que no había un lugar seguro. Algunos buscaron refugio en colegios e iglesias, pero no sirvió de nada. Los Hutus entraban a cualquier sitio para acabar con cualquier Tutsi que vieran. Incluso mataron a Hutus moderados que no querían colaborar en las matanzas. De hecho, una de las peores matanzas en el genocidio de Ruanda fue la de la iglesia de Ntarama.
La matanza de la iglesia de Ntarama
Durante el genocidio de Ruanda mucha gente buscó refugio en iglesias pensando que serían respetadas. Se equivocaban ya que el ansia de matar llegaba a cualquier punto del país. Muchos coinciden que la matanza de la iglesia de Ntarama fue la peor de todo el genocidio.
Familias enteras se refugiaron en esta iglesia. Muchos pensaban que nadie se atrevería a matar a familias enteras dentro de un templo. Los Hutus llegaron a la iglesia y entraron dando machetazos a diestro y siniestro. Algunos supervivientes dijeron que el caos fue total, y de hecho era estaba muriendo tanta gente que era difícil mirar sin ver un asesinato.
Algunos testigos que se salvaron pudieron ver entre los Hutus a antiguos amigos y vecinos. No perdonaron ni siquiera a las mujeres embarazadas, y los que tuvieron más suerte pudieron huir por las ventanas. Al final de la masacre de Ntarama habían muerto 20.000 Tutsis y Hutus moderados.
¿Por qué no hubo una intervención?
Cientos de miles de personas estaban siendo asesinadas en todo el país, pero lo que ocurría estaba siendo ignorado en otras partes. La actuación de las Naciones Unidas fue polémica durante el genocidio de Ruanda, sobre todo porque se les había avisado de que algo así pasaría. Las Naciones Unidas estaban presentes en el país, pero se les había ordenador no usar la fuerza militar.
Al empezar el genocidio diez soldados belgas fueron torturados y asesinados. Por este motivo las Naciones Unidas decidieron retirarse del país. Ningún país estaba dispuesto a intervenir en Ruanda. Estados Unidos estaba reticente de mandar soldados después de lo ocurrido en Somalia, donde murieron 18 soldados americanos y cientos de civiles.
La retirada de las tropas de pacificación ayudaron a que los extremistas Hutu pudieron masacrar a los Tutsis sin ninguna oposición. En muchos casos, La UN abandonó a miles de Tutsis en colegios y hoteles a su destino. En muchos casos la gente pedía a los soldados belgas que les pegaran un tiro, ya que sería mejor que un machete.
El fin del genocidio de Ruanda
Finalmente Francia pidió y recibió la aprobación de las Naciones Unidas para enviar tropas a Ruanda en junio de 1994. Se establecieron zonas de seguridad establecidos por los soldados franceses. Miles de Tutsis se pudieron salvar gracias a esto. Sin embargo, muchos Hutus que habían colaborado con la matanza huyeron del país.
El RPF entró en Ruanda y consiguió restablecer el orden en Julio. Habían pasado poco más de tres meses y casi un millón de personas habían muerto de una forma horrible. Los Hutus que habían huido se refugiaron en Tanzania y el Zaire (qué ahora es el Congo).
El problema es que casi todo el mundo tenía las manos bañadas en sangre, por lo que era difícil enjuiciar y condenar a los culpables. Por este motivo se estableció un concepto tradicional llamado “Gacaca”, que es un sistema de justicia tradicional que busca el perdón de la familia de los asesinados.
De esta manera el país pudo seguir con su vida. Por supuesto, hubo juicios y condenas, pero con un crimen de tal tamaño era imposible juzgar a tantas personas.