Cuando hablamos de explosiones provocadas por el hombre, rápidamente pensamos en armas nucleares. ¿Qué hay de las explosiones antes de la era nuclear? Es algo en lo que la gente no piensa, pero antes de las primeras pruebas atómicas hubo explosiones de igual o mayor envergadura. La explosión de Halifax es una de ellas.
Hay que diferenciar entre explosiones provocadas por el hombre y las ocasionadas por otras causas. En este sentido, tenemos que decir que las ocurridas por causas ajenas al hombre superan con creces cualquier explosión que el ser humano pueda provocar. Todavía no hemos sido capaces de superar la fuerza de la naturaleza.
Sin embargo, cuando hablamos de explosiones donde el ser humano ha metido sus manos, hay algunas que son espeluznantes. Te contamos qué fue la explosión de Halifax y como se convirtió en el estallido más potente no atómico ocurrido en la era post nuclear.
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Los momentos previos al desastre
La explosión de Halifax ocurrió el 6 de diciembre de 1917 a primera hora de la mañana en el puerto de Halifax en Nueva Escocia. Era uno de los puertos en Canadá de mayor afluencia, y se había intensificado desde los inicios de la primera guerra mundial. En la salida del puerto al mar abierto había redes anti submarino para evitar ataques, las cuales se quitaban cuando entraban y salían barcos.
Era una mañana como otras muchas donde había comenzado el tráfico de barcos. Sin embargo, dos barcos causarían uno de los mayores desastres humanos que se recuerdan. Por un lado estaba el Mont-Blanc, capitaneado por Aimé Le Médec. En dirección contraria estaba el barco noruego SS Imo.
El problema que el SS Imo estaba navegando en el canal incorrecto en dirección al Mont-Blanc. Además de eso iba a una velocidad superior a la permitida para las salidas del puerto. Cuando ambos barcos se dieron cuenta del grave problema, era demasiado tarde para hacer cualquier maniobra.
El primero en darse cuenta del posible impacto fue el Mont-Blanc, el cual hizo sonar la sirena para avisar al Imo. Sin embargo, el Imo no parecía darse cuenta de lo que estaba pasando, por lo que el Mont-Blanc decidió desviarse de la ruta del Imo. Cuando el Imo vio lo que estaba pasando, puso todos sus motores en reverso. La idea era que se frenara el barco y fuera hacía atrás.
Sin embargo, la maniobra del Imo lo único que hizo es que el barco se desviara hacía la izquierda, poniéndolo más aun en la trayectoria del Mont-Blanc. Finalmente los dos barcos chocaron provocando un terrible incendio en el Mont-Blanc.
El incendio previo a la explosión de Halifax
El Mont-Blanc iba cargado con 2700 toneladas de explosivos destinados a la guerra en Europa. El incendio que se había provocado hizo que la mayoría de la tripulación abandonara el barco por seguridad. Como resultado del impacto el Mont-Blanc se llevó la peor parte y quedó a la deriva ardiendo por los cuatro costados. Acabó chocando en el muelle de Halifax donde quedó encallado.
Debido al intenso fuego, mucha gente se empezó a reunir en las cercanías para ver el espectáculo. El fuego era tan fuerte que empezó a propagarse por los edificios que había en el puerto. El departamento de bomberos se vio desbordado por el incendio y no había forma de parar el desastre.
Los bomberos estaban sobre todo preocupados por la carga de TNT, ácido pícrico y combustible que había almacenado en el Mont-Blanc. Aunque habían hecho todo lo posible para alejar a la gente, no hacían más que llegar curiosos de todas partes. Sabían que si llegaba a explotar, no sería una simple deflagración como si fueran unos fuegos artificiales. Finalmente pudieron comprobar que tenían razón.
La terrible explosión de Halifax
Todo ocurrió más rápido de lo que la gente pueda pensar. El choque se había producido a primera hora de la mañana, y al principio el incendio no parecía tan grave. Había miedo por la carga del Mont-Blanc, pero pronto vieron la gravedad de la situación. El barco no llevaba ni una hora ardiendo cuando se produjo la desastrosa explosión de Halifax.
Muchos expertos han analizado la explosión de Halifax y coinciden en que fue algo sin precedentes. Recordemos que no había explosiones nucleares en 1917, por lo que la brutalidad de la explosión cogió por sorpresa a todo el mundo. Para empezar, la explosión absorbió todo el aire que había en un kilómetro a la redonda. Casi al instante todo el mar retrocedió hasta dejar el puerto y alrededores visibles como si fuera tierra firme.
Se calcula que en el momento de la explosión de Halifax murieron al menos mil personas en los primeros segundos. La onda expansiva se llevó por delante todo lo que había en esa parte de la costa, y el calor provocó varios ciclones en los alrededores que aumentaron la destrucción.
Por si esto no fuera bastante, el agua del mar al volver lo hizo en forma de maremoto arrasando todo lo que encontraba. Los que estaban más alejados y se salvaron de la explosión inicial, solo pudieron correr para intentar salvar la vida. Muchos murieron debido al agua y las consecuencias posteriores de la explosión de Halifax. Dos kilómetros y medios alrededor del puerto quedaron totalmente destruidos.
La confusión después de la explosión
Hubo una gran confusión después del terrible impacto en el puerto de Halifax. Muchos pensaron que estaban siendo atacados por los alemanes. Se estimaron que habían muerto en total unas 2000 personas y otras diez mil quedaron heridas. Las olas provocadas por la explosión de Halifax llegaron a 200 kilómetros de distancia. El puerto parecía una zona de guerra o lo más parecido a la caída de un meteoro.
Hoy en día los expertos piensan en este desastre como algo que podía haber sido provocado por una bomba atómica. Todavía tendrían que pasar unos 30 años para ver la primera explosión atómica en una zona poblada, pero con la explosión de Halifax se pudo tener una primera experiencia de lo que sería, pero sin la radioactividad.