El experimento de conformidad de Asch, muchas veces referido simplemente como el experimento de Asch, fue una serie de pruebas que se hicieron a principios de los años cincuenta. Fueron realizados por Solomon Asch, y mostraron cómo de influenciable es la gente cuando está en grupos. Básicamente se buscaba saber hasta que punto la opinión personal de una persona podía variar cuando estaba expuesta a las opiniones de otras personas en un entorno social.
La palabra “conformidad” que se incluye en el nombre del experimento, dice mucho sobre la base de las pruebas. ¿Hasta que punto puede ser una persona conformista con algo? ¿Te consideras tu mismo una persona conformistas cuando estás con gente? En el experimento de Asch se pudo comprobar como mucha gente daba opiniones contrarias a su forma de ser o incluso preguntas erróneas solo para estar integrado en el grupo.
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1 – ¿Somos conformistas por defecto?
Lo primero que hay que pensar es como suele ser la gente en un entorno social. La realidad es que la gente suele ser bastante conformista por defecto, sobre todo si la opinión general es de una manera determinada. Siempre hay alguien que levanta la voz contra una opinión generalizada, pero no es lo habitual. Incluso estando en la posesión de la verdad con pruebas, muchas veces la gente se doblega a la “verdad oficial” si todo el mundo la apoya. Básicamente esto se quería demostrar en el experimento de Asch.
Para hacernos una idea de cómo fue el experimento de conformidad de Asch, imagina que te ofrecen hacer un experimento social y relacionado con la psicología. La prueba es muy sencilla y solo hay que contestar una sencilla pregunta después de haber visto un dibujo con una línea, y luego un grupo de tres líneas de diferente longitud. Solo tienes que elegir la línea del grupo que coincide en longitud con la primera línea. Estas pruebas se harán con otros participantes que contestarán las mismas preguntas.
Durante la prueba te fijas que todos van contestando lo mismo, eligiendo la línea correcta en cada caso. Sin embargo, según van continuando las pruebas la gente elige las líneas incorrectas, y además todos los participantes parecen equivocarse. ¿Qué harías tú en esta situación? ¿Elegirías la que tú consideras correcta o la que los demás están eligiendo aun sabiendo que parece estar mal? Esto fue básicamente el objetivo del experimento de Asch.
2 – ¿Cómo fue el experimento de Asch?
El grado de conformidad de las personas individuales es algo que siempre ha interesado a los psiquiatras y psicólogos. De hecho, estos comportamientos han interesado también a la mayoría de gobiernos para saber hasta que punto siguen la corriente a la opinión general de la mayoría. La presión social siempre ha sido un arma poderosa para mover a la masa, y la conformidad es una de las claves.
¿En que consiste el experimento de Asch? Lo primero que se hizo fue contratar a actores que debían hacer de participantes del experimento. Todos tenían unas instrucciones precisas para hacer las elecciones de las líneas según se desarrollaban las pruebas. Luego estaban los verdaderos participantes, los cual no tenían ni idea de lo realmente se quería conseguir con el experimento.
Los participantes reales eran metidos uno por uno con un amplio grupo de falsos participantes. La idea era ver hasta que punto los actores que elegían las respuestas incorrecta a propósito, podían influencias la respuesta del verdadero participante. Por supuesto, el participante real no tenía ni idea de que las demás personas del grupo estaban compinchados en el experimento.
Se hicieron muchos experimentos para hacerse una idea de lo influenciable que es un ciudadano medio. Fueron 50 personas reales las que pasaron por el experimento de Asch, las cuales tenían que elegir las líneas que coincidían con la línea original. En cada una de las pruebas con el participante real, se repetía la pregunta unas 20 veces con diferentes longitudes de línea.
Según se iban sucediendo las preguntas los falsos participantes iban dando todos la misma respuesta incorrecta. De hecho, de las 20 preguntas, las primeras cuatro eran correctas y las demás ya iban siendo erróneas. La idea era ver en qué momento el participante real empezaba a cambiar las evidentes respuestas correctas por las erróneas del grupo. Las longitudes correctas de las líneas eran más que evidentes, y eso confundía más aun a los pobres participantes.
3 – ¿Cuáles fueron los resultados del experimento de Asch?
Los resultados del experimento de Asch fueron sorprendentes, ya que el 75 por ciento de los participantes reales dieron las mismas respuestas que el grupo. Dicho de otra manera, el 75% dieron respuestas erróneas para no llevar la contraria al resto de los participantes falsos con los que estaban haciendo la prueba.
Para hacer la prueba más “justa” en algunos casos se metía más de un participante real en la prueba. Esto no afectaba a la conformidad ya que seguían eligiendo estar con la mayoría del grupo. Sin embargo, cuando había más de tres o cuatro personas dando las respuestas correctas, si se podía notar como la gente prefería dar la respuesta correcta a “integrarse” en el grupo con respuestas malas.
¿Qué significa esto? Que una persona sola tenía más reparos en dar las respuestas correctas si un montón de gente decía otra cosa. Cuanta más gente daba una respuesta que tenía más lógica (porque era la correcta), más tendencia había a dar la respuesta buena aunque la hubiera elegido menos gente.
4 – ¿Qué demostraron estos experimentos?
Cuando los experimentos habían acabado, los participantes reales fueron llevados a una sala para preguntarles sobre sus respuestas. Les preguntaron el motivo de haber respondido igual que los otros miembros del grupo, incluso sabiendo que no era correcto. La mayor parte de las respuestas fue que aunque sabían que el grupo se equivocaba, no querían hacer el ridículo llevando la contraria.
También dijeron que al contestar la mayoría lo mismo, les habían entrado dudas sobre si realmente estaban equivocados. Suele ocurrir bastante que cuando mucha gente dice lo mismo, la primera impresión es que tienen que estar en lo cierto. Esto es algo que ocurre mucho, y no es de extrañar que mucha gente se deje arrastrar por la opinión de la mayoría.
Algunas de las conclusiones que se sacaron del experimento de conformidad de Asch, fueron las siguientes:
- Cuantas más personas haya en un grupo con la misma respuesta, más posibilidades habrá de que los que opinen otra cosa lo expresen abiertamente.
- La gente suele estar de acuerdo con la opinión de otros grupos con un mayor peso social, económico o influyente en otros sentidos. Parece que los grupos con un alto estatus pueden tener las mejores respuestas, incluso si son erróneas.
- Cuando en un grupo hay varias personas disidentes de la opinión de la mayoría, se suele reducir este efecto de conformismo. Tener a varias personas respaldando una opinión propia, da más valor a la hora de defenderla.
5 – No todo el mundo está de acuerdo con los resultados
Cuando los resultados del experimento de Asch salieron a la luz, mucha gente se quejó de que los resultados no eran de fiar. Para empezar, muchos expertos en psicología no creían que la gente era realmente conformista, sino que querían evitar problemas. Tampoco veían que los resultados se pudieran usar en el mundo real, ya que la población mundial es más compleja que unos grupos cerrados en un experimento.
Sea como sea, el experimento de Asch se convirtió en todo un fenómeno de la psicología. Hoy en día es considerado como uno de los experimentos más conocidos en este campo, y sigue siendo considerado un referente. A pesar de la polémica, se sigue pensando que dan una buena idea de lo que es el conformismo en el ser humano.