¿Quién fue el emperador romano más loco de todos? Decimos esto porque hay varios emperadores de la antigua Roma que dejaron claro que eran muy excéntricos. Ya hemos hablado antes del emperador Nerón y lo peculiar que era. De hecho, es considerado por muchos el más loco que tuvo Roma, aunque tienen un rival bastante fuerte. Quizá uno de los líderes romanos más conocidos sea el emperador Calígula. Hay películas y series que hablan de cómo era este emperador, y las locuras que hacía. ¿Son ciertas o una exageración del cine y la literatura?
Lo cierto es que no exageran tanto, y puede incluso que se queden cortos. El emperador Calígula tiene algunas historias documentadas que nos hacen dudar de si estaba bien de la cabeza. Al ser emperador se le permitía todo pero eso no quita que muchos que le rodeaban le consideraran un lunático. De hecho, algunas de las historias que se han conservado con el tiempo se ponen en duda. Algunos dicen que sus rivales fueron los que propagaron falsamente muchas cosas que hizo. Aun así, son tantas que una buena parte fueron verdad. Te contamos algunas de las que se dan por ciertas sobre el emperador Calígula.
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1 – Le quiso dar una paliza a un dios
¿Estaba el emperador Calígula loco o era un cachondo mental? Lo cierto es que hizo cosas que pueden sugerir esto último. Quizá su sentido del humor no fue realmente entendido y por eso pensaban que tenía alguna enfermedad mental. Tomó muchas decisiones en su vida que ponía en duda su salud mental, pero por otro lado hay que ver el lado cómico. De la información que se tienen de la época, parece que sufría muchas pesadillas, las cuales se mezclaban con alucinaciones.
Decía que solía tener largas charlas con el dios Júpiter. Algunas veces eran conversaciones amigables y otras verdaderas discusiones. En una ocasión Calígula tuvo una inusual discusión con Júpiter. Estaba viendo un espectáculo con bailarinas y hubo un rayo con su respectivo trueno. Esto enfadó mucho al emperador Calígula y culpó a los dioses por haber interrumpido su diversión. Delante de todo el mundo empezó a gritar y amenazar al dios Júpiter. Le dijo que le iba a dar una paliza de muerte. Por supuesto, nadie se atrevió a rechistarle.
2 – Se le conocía también por ser algo sádico
Otra cosa que tenía el emperador Calígula era su forma de hacer sufrir a la gente. Parece que era algo que le divertía, y tenía métodos muy particulares para hacerlo. En una ocasión mandó ejecutar a un hombre solamente porque se puso celoso de lo bien parecido que era. Según está escrito simplemente le vio en una fiesta y al ver su buena presencia le mandó arrestar. Fue condenado muerte casi de inmediato. El padre del joven hizo todo lo posible para salvar la vida de su hijo. Le suplicó a Calígula que perdonara la vida de su hijo.
Sin embargo, las súplicas del padre no sirvieron de nada. De hecho, aceleraron la ejecución del joven. Para compensar al padre de alguna manera, le invitó a cenar y beber vino después de la ejecución de su hijo. El hombre no pudo rehusar porque sería una ofensa al emperador. Por tanto, se vio forzado a brindar con Calígula y comer con el que había mandado matar a su hijo. Pero eso no fue todo, ya que tenía que estar sonriendo todo el tiempo mostrando la felicidad de beber con el emperador. Esta historia la contó el senador Seneca, el cual también estuvo invitado a esta cena.
3 – Su insana afición a los juegos romanos
Como a muchos emperadores romanos, los juegos de Roma eran una de las cosas preferidas de Calígula. Entre cada uno de los juegos que se realizaban, era normal que criminales fueran sacados a la arena y ejecutados delante del público. Los ponían en fila y luego les iban cortando el cuello mientras la audiencia aplaudía o iba al baño hasta el siguiente juego. Algunas veces sacaban a las fieras para que los devorasen. Esta parte era muy apreciada por el emperador Calígula, junto a los demás juegos que había.
Estaba tan enganchado a los juegos que mandó que no se hicieran funerales o juicios mientras había juegos. De esta manera se aseguraba que todo el mundo pudiera asistir a los juegos. Uno de los problemas que hubo es que empezaron a escasear los criminales para ser ejecutados entre juego y juego. En una ocasión se quedaron sin criminales en medio de los juegos. Calígula tuvo una idea y mandó tirar a la arena a un número aleatorio de personas del público. Luego hizo soltar a los animales para la diversión de todo el mundo mientras devoraban a los “voluntarios” forzosos.
4 – Invitó a su caballo a beber vino
El emperador Calígula tenía un gran amor por su caballo. De hecho le hizo cónsul romano, lo cual no sentó muy bien en el senado. Cuentan las historias sobre Calígula que trataba a su caballo Incitatus mejor que a la mayoría de las personas. Para empezar, el caballo tenía su propia casa. No estamos hablando de un establo bien preparado, sino una casa de verdad con muchas habitaciones, muebles y con un grupo de esclavos para atender el caballo.
Una de las cosas que le gustaba hacer era invitar a su caballo a cenar con el. El caballo era llevado a la mesa del emperador y comía y bebía con un orgulloso Calígula. Le servían vino en unos recipientes hechos de oro puro y varias veces durante la velada el emperador brindaba por la buena salud de su rocín. Se preocupaba tanto del bienestar de Incitatus, que en una ocasión prohibió hablar o hacer ruido para no molestarle mientras daban un paseo. El que hiciera algún sonido fuera de tono sería arrestado. Eso podía significar incluso ser llevado a la arena.
5 – Se declaró él mismo un dios
Como hemos dicho, Calígula solía hablar con los dioses… o por lo menos eso decía. Sin embargo, llegó el momento en que ser emperador no era suficiente. Quiso ser un dios y se encargó de preparar su divinidad en Roma. Empezó a construir templos donde la gente iría a adorarle. En los templos había grandes estatuas que le personificaban hechas de oro, y la gente tenía que arrodillarse ante ellas. Esto no fue suficiente para Calígula y quiso hacer algo que generó mucha polémica.
En la antigua Roma una de las siete maravillas del mundo era una gran estatua de Zeus en Olimpia. Calígula planeó cortar la cabeza de la estatua y reemplazarla por una de él mismo. Por suerte le convencieron para no hacerlo porque las consecuencias podrían ser desastrosas. Una herejía de ese tipo tendría consecuencias imprevisibles. Aun así, Calígula siguió con su idea de ser un dios. Contrató su propio equipo de sacerdotes para hacer rituales en su honor. Incluso se sacrificaron varios animales para honrarle.
El momento más tenso llegó cuando fuera de Roma no se le estaba idolatrando como un dios. Esto no gustó a Calígula ya que se había enterado que los judíos eran los que menos caso le hacían. Lo que hizo fue mandar a Petronius, gobernador de Siria, que construyera una gran estatua suya en el templo de Jerusalén. Por suerte, Petronius consiguió convencer a Calígula de que no era buena idea ya que habría una revuelta. Podría haber puesto en peligro esa parte del imperio romano.
6 – Ordenó una ejecución en masa
Con el paso del tiempo, el emperador Calígula comenzó a ponerse muy paranoico. Pensaba que todos querían derrocarle y no se fiaba de casi nadie. En todo caso de su caballo. En una ocasión invitó a algunos de los antiguos enemigos del anterior emperador de Roma Tiberius para que fueran a Roma. Habían sido exiliados por Tiberius, y Calígula quería hablar con ellos sobre varios asuntos de estado. Todo fue bien hasta que uno de ellos quiso adular a Calígula con un comentario.
Lo que le dijo fue que había estado rezando sin parar para que Tiberius muriera y así Calígula se convirtiera en emperador. El problema fue que Calígula lo entendió de otra manera. Pensó que el hombre había rezado a los dioses para que Tiberius muriera y le habían escuchado. Esto significaba que la gente que el había exiliado estaban rezando para que el muriera también. Lo que hizo fue dar la orden que todo el que había sido exiliado bajo si mandato fuera ejecutado. Murieron miles de personas por esta injusta orden.
7 – Las orgías del emperador Calígula
Muchos os estaréis preguntando si es cierto que Calígula organizaba orgías como nos cuentan las películas. Pues es muy cierto. Cuando se hizo emperador organizó muchos juegos para la diversión de la gente… y también muchas orgías. De hecho, hizo construir dos gigantescos barcos donde celebrar la mayoría de orgías. Se puede decir que eran palacios flotantes.
Los barcos tenían todo tipo de lujos con joyas, oro y mosaicos por todas partes. No faltaba de nada en los barcos, donde había la mejor comida y el mejor vino. Incluso las velas de los barcos se habían hecho con la mejor seda. En las orgías valía prácticamente todo. Llegó incluso a tener relaciones carnales con sus propias hermanas en estos bacanales romanos. Una de las cosas que le gustaba hacer era elegir las esposas de nobles más bellas. Tras haber tenido sexo con ellas, se sentaba a beber con los nobles para contarles todos los detalles de la relación con sus esposas.