En la pequeña aldea polaca de Pień, cerca de Ostromecko, los arqueólogos han hecho un descubrimiento que arroja luz sobre antiguas creencias supersticiosas. Los restos de un niño enterrado boca abajo y «encadenado» a la tierra con un candado triangular han sido desenterrados, lo que sugiere que los aldeanos del siglo XVII temían que este niño pudiera regresar de la tumba como un vampiro.
Indice de Contenidos
1 – El contexto de los entierros «vampíricos»
Este inquietante hallazgo se suma al de una «mujer vampiro» descubierta el año pasado en el mismo cementerio. La mujer fue enterrada con una hoz sobre el cuello y un candado en el dedo gordo del pie, ambos artefactos diseñados para evitar que volviera a la vida.
Según el profesor Dariusz Poliński, quien lideró ambas excavaciones, estos entierros inusuales se encontraban en un cementerio improvisado, reservado para personas marginadas o excluidas de los cementerios cristianos.
El cementerio, que Poliński y su equipo han identificado como una especie de «necrópolis» para los no bienvenidos, alberga aproximadamente 100 tumbas. Muchos de estos entierros exhiben técnicas irregulares diseñadas para detener supuestos «retornos de la tumba».
Entre estas técnicas, se encuentran los candados triangulares, que se colocaban en los pies de los difuntos para mantenerlos anclados a la tierra, y signos de que algunas tumbas fueron perturbadas tras el entierro inicial.
2 – Supersticiones en torno a la muerte
Las prácticas de entierro «vampírico» en Europa cristiana del siglo XVII tenían su origen en un profundo temor a lo desconocido, especialmente en tiempos de crisis sanitarias o muertes inexplicables.
Como explicó Matteo Borrini, antropólogo forense, estas creencias proliferaron en momentos de mortandad masiva, probablemente durante pandemias o envenenamientos a gran escala, situaciones que en la época no podían entenderse del todo.
Las supersticiones asociaban estas muertes con vampiros, creyendo que los muertos volverían para cazar a sus propios familiares y, más tarde, a los vecinos. Los entierros preventivos, como los que se encontraron en Pień, eran un reflejo de este miedo colectivo.
3 – ¿Por qué temían al niño?
En el caso del niño descubierto en Pień, los arqueólogos estiman que tenía entre 5 y 7 años. Aunque no se conocen los detalles exactos de su vida o su muerte, hay varias razones por las que los aldeanos habrían temido que regresara como un vampiro.
Podría haber exhibido comportamientos extraños, haber padecido una enfermedad o tener una apariencia inusual que generara miedo. En esa época, la muerte repentina o violenta también era considerada un mal augurio, y los no bautizados o aquellos que morían ahogados eran vistos con especial temor.
Cerca de la tumba del niño, los arqueólogos también encontraron una colección de huesos sueltos y los restos de una mujer embarazada con un feto de aproximadamente seis meses. Esto refuerza la idea de que este cementerio estaba reservado para aquellos considerados «diferentes» o «peligrosos» en la mentalidad de la época.
4 – Entierros simbólicos en tiempos de pandemia
El miedo a los vampiros en el siglo XVII puede haberse originado durante brotes pandémicos o momentos de mortandad inexplicable, en los que las comunidades, sin la ciencia médica moderna, atribuían las muertes a causas sobrenaturales. Para ellos, estos entierros eran una medida para proteger a los vivos del supuesto peligro que representaban los muertos.
Hoy, sin embargo, podemos interpretar estas prácticas como respuestas sociales a eventos que no podían ser comprendidos en su momento, como la propagación de enfermedades contagiosas.
El descubrimiento del «niño vampiro» en Pień es un testimonio de las profundas creencias supersticiosas que marcaron la vida cotidiana en la Europa del siglo XVII. Estos entierros revelan cómo el miedo a lo desconocido llevó a comunidades enteras a tomar medidas extraordinarias para asegurarse de que sus muertos no volvieran a acechar a los vivos.
A través de los ojos de la arqueología, seguimos desenterrando pistas sobre cómo las sociedades antiguas afrontaban la muerte y los misterios que la rodeaban.