Todos los años se produce el encuentro entre estas dos aves, por un motivo triste y peculiar
Rodan y Malena, así se llaman ambos, macho y hembra respectivamente, que llevan juntos más de 9 años en un nido situado en Slavonski Brod, un pequeño pueblo situado a 200Km de Zagreb.
Hace unos 18 años, la cigüeña hembra, Malena, fue herida por un cazador, cayendo en una escuela primaria local, en donde el portero se ocupó de ella y la curó, pero por desgracia, sus alas habían quedado inutilizadas, no pudiendo volar.
El nido y su inquilina se convirtieron en el símbolo del colegio, siendo muy querida por todos.
El portero le fabricó un nido en el colegio y se convirtió en la mascota del centro
Con el paso de los años, conoció al que sería su pareja, Rodan, el cual volaba todos los días hasta su nido para traerle alimentos y ya nunca separarse de ella.
Dichos cuidados se prolongan hasta el mes de migración, que es en Julio, tiempo durante el cual el padre y los polluelos emigran a Sudáfrica en busca del calor.
Malena se queda sola en invierno sobreviviendo gracias a las reservas de comida que Rodan le deja
Pero esto no es lo más sorprendente, y es que después de que finaliza el invierno en esta localidad de Zagreb, Rodan vuelve volando, recorriendo más de 13.000 kilómetros para estar con su amada, en un guión propio de cualquier película romántica.
El año pasado se temía lo peor al tardar más de lo habitual Rodan en llegar a su destino, sin embargo, finalmente apareció con retraso y con síntomas evidentes de cansancio, pero nada de lo anterior puede con su deseo de reunirse en su nido.
Lo anterior prueba que el amor entre los animales si existe
No se trata por tanto de una simple atracción hormonal, o solamente por el hecho de reproducirse, ya que normalmente las cigüeñas en su proceso migratorio suelen elegir destinos cercanos, de no más de 200 kilómetros, por lo que lo normal sería que no volviese a pasarse por dicha zona hasta pasados unos años, pero sin embargo, nunca ha faltado a su cita.
Es cierto que son aves tradicionales y con mucha energía pero esto desafía cualquier estudio
Las cigüeñas adulas, que ya tienen lugares habituales de invernada, conocen perfectamente la ubicación y son capaces de realizar largos vuelos gracias a la gran energía que acumulan en su cuerpo, que con el aleteo y el planear sobre la tierra consume su masa corporal, cosa que no parece importar a Rodan.
Eso sí, ninguno de los más de 30 polluelos que han salido ha regresado al hogar, siendo algo normal entre aves jóvenes pues no recuerdan el camino a su lugar de origen, emigrando hacia otros lugares.
En breves Rodan tendrá que marcharse de nuevo con sus polluelos, dejando a la madre sola que esperará pacientemente a que el apuesto galán vuelva a visitarla una vez llegada la primavera.