Aunque el director Francis Ford Coppola es quizás más conocido por la serie de clásicos que produjo en los años 70, incluyendo “El Padrino” y “Apocalypse Now”, para los aficionados al cine, hay otro clásico en la filmografía de Coppola que merece la pena revisar.
A principios de los noventa y recién salido de El Padrino III, Coppola se interesó por una nueva adaptación de Drácula, la novela clásica de Bram Stoker a la que se atribuye el inicio de nuestra fascinación por los vampiros en la literatura y el cine.
Coppola, con muchas ganas de hacer una versión de Drácula que se distinguiera de las otras adaptaciones anteriores, imaginó una película que hiciera un uso más elegante de los escenarios, los efectos visuales, el vestuario y muchas más cosas.
El resultado fue una película que no se parece a ningún otro Drácula que se hubiera hecho antes, pero no fue una tarea fácil. Desde el casting hasta el guión, pasando por la controversia en el plató, he aquí algunos datos sobre la realización de Drácula de Bram Stoker del director Francis Ford Coppola.
Indice de Contenidos
- 1 – El inicio de Drácula, de Bram Stoker en los años setenta
- 2 – Al principio iba a ser una película para la televisión
- 3 – El curioso motivo por el que Francis Ford Coppola aceptó dirigir Drácula
- 4 – Keanu Reeves no fue la primera opción para ser Jonathan Harker
- 5 – Hubo muchos despidos de la producción por parte de Coppola
- 6 – Coppola contrató a su hijo para los efectos especiales
- 7 – El rodaje fue muy peculiar y no como la gente puede pensar
1 – El inicio de Drácula, de Bram Stoker en los años setenta
La realización de Drácula de Bram Stoker comenzó en realidad a finales de la década de 1970, cuando otro clásico de los vampiros – la primera novela de Anne Rice, Entrevista con el vampiro – hizo que todo el mundo volviera a interesarse por las criaturas de la noche.
Entre los interesados se encontraba el guionista James V. Hart, que decidió, en medio de la última tendencia vampírica, volver al principio, y adaptar la novela de Stoker en su formato más original.
Hart quedó tan «impresionado» por lo que leyó, que empezó a imaginar su propia versión para poder llevarla a la pantalla. Pensó en una adaptación más fiel de la novela de Drácula. Más de una década después, tras pasar la mayor parte de los años ochenta trabajando en el guión, la visión de Hart cobró vida.
2 – Al principio iba a ser una película para la televisión
Una vez terminado el guión de Drácula, Hart empezó a buscar productoras que pudieran estar interesadas en hacer la película, pero lamentablemente ninguno de los grandes estudios aceptó. En 1990, consiguió encontrar una productora que estaba interesada en producir la película, pero sólo como una producción para televisión por cable que se emitiría en una cadena local americana.
Por suerte para Hart, los productores le dieron un plazo de seis meses para vender su guión de Drácula a un estudio. Ya había planes de hacer recortes importantes para su versión televisiva, por lo que tenía que encontrar un estudio rápidamente. En el último momento, el guión fue rescatado nada menos que por Winona Ryder, que casualmente tenía el Drácula de Hart en una lista de guiones que estaba leyendo mientras buscaba papeles más serios.
Según dijo Winona Ryder, estaba en un momento de su vida donde quería hacer un papel más maduro y relevante. Encontrarse con el guión de Drácula fue una especie de revelación para ella, y no dudó en aceptarlo.
3 – El curioso motivo por el que Francis Ford Coppola aceptó dirigir Drácula
Con la estrella Winona Ryder apoyando a Drácula, la producción comenzó a buscar un director en 1991, y encontró al legendario ganador del Oscar Francis Ford Coppola. El cineasta había contratado a Ryder para interpretar a Mary Corleone, hija de Michael Corleone, en su épica El Padrino III, pero la salud de Ryder le obligó a echarse atrás en el último momento.
Coppola sustituyó a Ryder por su propia hija, Sofia Coppola, pero Winona se quedó con mal sabor de boca por haber abandonado el proyecto de Coppola. Pensaba que el director la odiaba por no haber trabajado con el en su película.
Parece ser que la preocupación de Ryder por la impresión que había causado con Coppola se sabía en el mundillo del cine americano. Coppola finalmente accedió a reunirse con ella sólo para asegurarle que no le guardaba ningún rencor por su marcha del Padrino. Al final de esa reunión, Coppola tenía el guión de Drácula en la mano y al ser fan del libro desde la infancia, quedó enganchado. Aceptó hacer la versión de Drácula y de paso demostrarle a Winona Ryder que no estaba enfadado con ella.
4 – Keanu Reeves no fue la primera opción para ser Jonathan Harker
Antes de que Keanu Reeves fuera el elegido para estar en la película Drácula, de Bram Stoker, fueron considerados los actores Johnny Depp y Christian Slater.
Aunque Ryder ya tenía el papel de Mina desde el principio, Coppola pasó por un par de opciones diferentes para su prometido, Jonathan Harker. Christian Slater ha revelado que se le ofreció el papel, pero lo rechazó, y Coppola recordó más tarde que Johnny Depp -el coprotagonista y novio de Winona en “Eduardo Manostijeras” – fue la otra opción para interpretar el papel.
Cuando el estudio rechazó a Depp por considerar que no era lo suficientemente famoso, Ryder llamó a otro amigo suyo, Keanu Reeves, para que interpretara el papel de Jonathan.
5 – Hubo muchos despidos de la producción por parte de Coppola
Coppola se sentía cada vez más atraído por la idea de que la realización estuviera influenciado por la época en la que se desarrolla la historia.
La idea era básicamente ver el final del siglo XIX como la época donde el cine empezaba a introducirse en el espacio público como una nueva forma de arte. Teniendo esto en cuenta, empezó a imaginar una producción en la que los decorados fueran minimalistas y en la que casi todos los efectos visuales se hicieran de forma manual, utilizando trucos de la vieja escuela.
Desgraciadamente, cuanto más insistía en este estilo de cine, más resistencia encontraba en su equipo de producción, tanto en el departamento de diseño de producción como en el de efectos visuales. Coppola los despidió a todos, incluido el legendario diseñador de producción Dante Ferretti.
Según Coppola, la cantidad original presupuestada para los decorados de Drácula de Bram Stoker representaba una gran parte del coste total de la película. Le preocupaba sobrepasar el presupuesto si se ceñía a los elaborados diseños de los decorados que había previsto su diseñador de producción original.
Lo que hizo fue contratar a otros diseñadores , reducir los decorados y meter al equipo a la directora de arte Eiko Ishioka para transformar su visión de Drácula en algo diferente. Aunque Ishioka no tenía experiencia en este tipo de películas, se puso las pilas y recopiló información de todas partes para conseguir los resultados más realistas.
6 – Coppola contrató a su hijo para los efectos especiales
La idea era hacer un homenaje al cine de finales del siglo XIX y principios del XX. Coppola quería que el Drácula de Bram Stoker estuviera lleno de trucos de cine clásicos, y no se apoyara tanto en los modernos efectos especiales digitales de los años noventa. Desgraciadamente, cuanto más le planteaba esa idea a su equipo de efectos visuales original, más intentaban orientarle hacia métodos más modernos.
Coppola los despidió y contrató a su hijo Roman Coppola para que estuviera en la película como director de efectos especiales. El hijo de Coppola tuvo que reunir a un equipo de expertos en efectos especiales para realizar el Drácula que quería su padre. Los resultados fueron impresionantes, lo cual alegraron tanto a Francis Ford Coppola como al público y la crítica.
7 – El rodaje fue muy peculiar y no como la gente puede pensar
Drácula, de Bram Stoker, era una producción de gran envergadura, con un presupuesto que rondaba los 40 millones de dólares. Para hacerla se había elegido a Coppola, un director que había sobrepasado por mucho el calendario y el presupuesto de películas como Apocalypse Now. Teniendo esto en cuenta, así como anteriores fracasos financieros que había tenido, Coppola hizo todo lo posible para calmar los temores de los estudios. Al mismo tiempo, también quería satisfacer su propio deseo de hacer la película de una manera muy específica.
Mientras que algunos ejecutivos de los estudios esperaban que se tuviera que enviar al director y a su equipo a Rumania para rodar los exteriores de Drácula, Coppola les propuso la idea de hacer la película en platós de cine en California y bajo la constante vigilancia de los productores.
La idea encantó a los productores y el estudio, porque sabían el dinero que se podían ahorrar. La mayoría de las escenas se hicieron en estudios cubiertos, menos las escenas en las calles de Londres, las cuales se hicieron en exteriores al aire libre.
Otra de las claves para mantener a los ejecutivos tranquilos fue una planificación muy cuidadosa de la película. Coppola comenzó elaborando un complejo storyboard de cada plano de la película, el cual se iba actualizando.
El artista Peter Ramsey (Spiderman) trabajó con el equipo de Coppola para crear cientos de dibujos que presentaban las imágenes de toda la película. Para ilustrar aún más su concepto, Coppola acabó contratando a actores de voz para que narraran una versión animada de los dibujos de Ramsey, y que el estudio supiera exactamente lo que pasaba.