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Un enigma que siempre nos ha acompañado
Estás dormido en medio de la noche y de repente despiertas. No puedes abrir los ojos. Sabes que estás despierto pero tu cuerpo no reacciona. Comienzas a desesperarte. La angustia se apodera de ti y tu ritmo cardíaco comienza a cambiar. Aún no sabes si estás despierto o es parte de una alucinación. Tus brazos, tus piernas, tu pecho y tu cara se sienten pesados, como si tuvieses algo encima que no permite el movimiento de tus extremidades. Sientes un extraño hormigueo en todo tu cuerpo, pero aun así no puedes salir de este estado. Si alguna vez has sentido la sensación de tener un muerto encima al despertar, entonces has padecido de un fenómeno conocido como parálisis de sueño.
La desagradable sensación viene del hecho de no poder tener control sobre tus acciones. Muchas personas sufren parálisis de sueño luego de eventos traumáticos o al ser sometidos a grandes cargas de estrés. Los episodios vienen acompañado de la frustración de no poder manifestar lo que muchos consideran una pesadilla al no poder gritar o despertar de golpe. Otras sensaciones que también acompañan este fenómeno son la disminución de la presión cardíaca o la falta de aire para respirar. Aunque la parálisis de sueño es un episodio desagradable no representa un problema significativo para tu salud.
¿Cómo veían el sueño en la antigüedad?
Muchas culturas ancestrales veían al sueño como el momento en el que el cuerpo, el espíritu y la mente entraban en unificación. Por esta razón, los fenómenos asociados a las parálisis de sueño eran relacionados con incidentes donde el alma intentaba salir del cuerpo o algún espíritu exterior a ti intentaba apoderarse de tu sueño.
Los egipcios, por ejemplo, veían al sueño como el momento en que los Dioses se manifestaban al hombre. Bien sea para hacerles una advertencia o pedirles que realizaran diversas acciones para ayudarles. Las parálisis de sueño, entonces, eran interpretadas como el momento en que la conversación con estas deidades llegaba a su fin y el alma no podía retornar al cuerpo.
Para la civilización babilónica, los sueños “buenos” eran enviados por los dioses y estaban caracterizados por sensaciones placenteras y satisfactorias. Los sueños “malos”, o pesadillas, eran enviados por los demonios. Entre ellos estaba la parálisis del sueño, que era interpretada como un momento en el que espíritus malignos querían apoderarse del cuerpo.
¿Se puede disfrutar esta sensación?
Muchas personas que han sufrido esta sensación la describen como un sobresalto en el que tu cuerpo y tu alma parecieran separarse. Para algunos especialistas la parálisis de sueño es el comienzo del viaje astral. Es decir, el momento en el que el alma se desprende por completo de tu cuerpo y comienza un viaje enriquecedor para luego regresar renovada. Este punto de clímax se caracteriza por la sensación de estar flotando en el aire.
Pero ahora te preguntaras, ¿es posible sacar algo positivo de un momento de desespero? Algunos expertos recomiendan que para pasar esta etapa entre la sensación de pesadez y el viaje astral solo debes relajarte y repetirte una y otra vez que todo estará bien. De igual forma recuerdan que los episodios no inciden de forma negativa en nuestra salud por lo que aseguran que “dejarse llevar” por la sensación de no tener control, finalizará con la entrada en equilibrio del cuerpo, alma y espíritu.
La explicación científica
Se estima que 6 de cada 10 personas experimentará esta sensación por lo menos una vez en su vida. Lo que realmente ocurre es que al dormir el organismo entra en un estado de profunda relajación y el cerebro deja de enviar señales a través de los circuitos neuronales para evitar los movimientos bruscos durante las horas de sueño. Muchas veces, el cerebro envía la señal al organismo para que despierte pero el proceso de trasmisión neuronal no ocurre al momento. Este instante en el que no se conecta la orden del cerebro con la respuesta de las extremidades es lo que causa la parálisis de sueño.
Para este fenómeno no existe ningún tipo de medicación que haga disminuir los episodios. Sólo se recomienda a las personas dormir un promedio de 8 horas al día para evitar que el organismo se sobresature de cansando y así evitar otro tipo de trastornos del sueño.