¿Has oído hablar del experimento de los Cristos de Ypsilanti? Fue realizado por el doctor Milton Rokeach y se forzó a tres hombres que creían que eran el nuevo mesías para que convivieran juntos durante dos años. La idea era que recapacitaran sobre su creencia de ser Jesucristo y recuperaran la cordura. Sin embargo, las cosas no salieron como Rokeach esperaba.
Estos son algunos interesantes detalles sobre el conocido caso de los tres Cristos de Ypsilanti.
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El origen del experimento
El experimento se inició a finales de los años cincuenta con tres pacientes con esquizofrenia que pensaban que eran una reencarnación de Jesucristo. Un psicólogo del hospital psiquiátrico de Ypsilanti llamado Milton Rokeach los reunió para que vivieran juntos dos años. Creía que de esta manera se darían cuenta de su locura y se curarían.
Su teoría era que si juntaba a tres personas con la misma locura, acabarían dándose cuenta de que no tenía sentido. Por tanto, volverían a ser racionales y olvidarían que eran los nuevos mesías.
La idea le vino a Milton Rokeach después de que escuchara lo que había pasado a dos mujeres que se creían la virgen María. Estaban en otro hospital mental, pero la curiosa historia es que una de las supuestas “virgen María” razonó sobre su ilusión. Básicamente la mujer pensaba que si otra persona decía ser la virgen María, ella misma podía estar equivocada sobre su identidad.
Finalmente esta mujer se dio cuenta de que no podía ser la virgen María y volvió a la normalidad. Rokeach ya era un psicólogo reputado y este caso le fascinó. Quiso replicarlo el mismo con tres hombres que decían ser Jesucristo. Al haber solo un mesías según la biblia, pensaba que eso les haría razonar.
Los tres Cristos de Ypsilanti
Los tres esquizofrénicos que se creían Jesucristo no tenían nada que ver entre ellos. No se conocían y ni siquiera tenían la misma edad. Se trataba de Joseph Cassel de 58 años, el cual llevaba en el hospital más de 20 años.
Otro era León Gabo de 70 años, el cual llevaba arrastrando problemas psicológicos desde niño. Ya siendo menor de edad decía a sus padres que eran la reencarnación del mesías. Lo cierto es que era una persona muy inteligente, pero sus fantasías fueron debido a la severa educación religiosa de sus progenitores.
El último de los supuestos mesías era Clyde Benson de 38 años, el cual tenía periodos de lucidez. Trabajaba en el ferrocarril cuando estaba mejor de su esquizofrenia, aunque siempre volvía al hospital cuando surgía un brote de la enfermedad.
Milton Rokeach los presentó el 1 de Julio de 1959 para que se conocieran. En dicha presentación se saludaron y se usaron sus verdaderos nombres. Sin embargo, también dijeron que eran el verdadero Jesús de Nazaret en esta primera presentación. Esto llevó a una fuerte discusión entre los tres, donde se acusaron mutuamente de ser falsos mesías.
Comienza el estudio del experimento de Milton Rokeach
Según dijo el propio Rokeach esta primera reunión fue caótica. De hecho, la tensión fue tan grande que el paciente León Gabo dijo que había sido una tortura mental. Lo cierto es que Rokeach lo había hecho a propósito para mostrarles la realidad de su condición.
El siguiente paso fue asignar tres habitaciones juntas en el mismo pabellón del hospital. También les asignó tres sillas juntas en el comedor para que estuvieran siempre juntos cuando comían. De hecho, todas las tareas que había que hacer fueron preparadas para que siempre coincidieran.
La idea era que estuvieran constantemente enfrentando su creencia de que eran el verdadero mesías. Las semanas pasaron y los conflictos eran continuos. Ninguno daba su brazo a torcer, y de hecho la situación se hacía cada vez más tensa y confrontada. Viendo esto, Rokeach quiso probar algo para acelerar el proceso.
La segunda fase del experimento
Rokeach envío una carta a cada uno de los Cristos de Ypsilanti. Eran supuestamente del director del hospital, aunque realmente las había escrito el propio Rokeach. Las cartas no decían nada del otro mundo. Eran consejos sobre como debían cuidarse mejor y otras cosas sin importancia.
Sin embargo, en un momento dado la carta cuestionaba que fueran el verdadero Jesucristo. La idea era minar su confianza sobre lo que creían. No funcionó ya que se encerraron más en su firme creencia de que eran el mesías reencarnado. De hecho, las discusiones entre ellos empeoraron y se hicieron más agresivas.
El siguiente paso fue cuando Rokeach escribió un falso artículo sobre su propia opinión de los tres cristos de Ypsilanti. Era un supuesto estudio sobre el experimento que estaba teniendo lugar en el hospital mental. El propio Rokeach les leyó a los tres hombres el artículo en voz alta.
Curiosamente la lectura del falso artículo les hizo bajar la guardia. Temporalmente pusieron en duda su supuesta divinidad. Sin embargo, al poco tiempo volvieron a creer que eran Jesucristo.
La denuncia de los estudiantes
Milton Rokeach tenía varios estudiantes a su cargo, y también hacían un seguimiento del experimento de los Cristos de Ypsilanti. Pasaban los meses y los tres hombres seguían creyendo que eran Jesús reencarnado. No salían de su fantasía de ningún modo. Era incluso peor porque estaban continuamente agresivos y violentos al estar siempre juntos.
Finalmente Rokeach fue denunciado por sus propios estudiantes. Alegaron que su estudio no solo servía para nada sino que era cruel. Algunos estudiantes incluso empezaron a cuestionar su propia salud mental al haber estado tanto tiempo entre pacientes del hospital.
Los estudiantes dijeron que Rokeach usaba métodos poco éticos. Aparte de tenerlos enfrentados todos los días, también hizo otras cosas cuestionables. Una de ellas fue contratar a una bella asistente para que flirteara con el “cristo” León Gabo. Este se enamoró de la asistenta, pero aun así no dio su brazo a torce. Lo cierto es que lo empeoró todo, ya veía su enamoramiento como una debilidad pecaminosa.
Claramente todas las técnicas que había usado Rokeach lo único que habían hecho era hacer más daño que bien. Aun con la denuncia de los estudiantes, el experimento continuó.
Un giro inesperado en el experimento
Había pasado más de un año y todo iba a peor. Las hostilidades entre los tres cristos era continua y en muchas ocasiones los enfermeros los tenían que separar. A pesar de las denuncias de los estudiantes, se permitió que el experimento siguiera su curso.
Sin embargo, algo extraño comenzó a ocurrir. Los tres hombres empezaron a tomarse con humor la fantasía que tenían los otros dos. Finalmente empezó a surgir una amistad y empezaron a defenderse contra otros pacientes que había en el hospital. Pararon de discutir y comenzaron a hablar de muchas cosas, pero ninguna sobre religión o Jesucristo.
Habían pasado dos años y Rokeach pensó que ya no se podía sacar más del experimento. Los tres hombres seguían pensando que eran el mesías, con la única diferencia de que ya no se peleaban. Finalmente el experimento fue finalizado.
Rokeach dijo a su favor que les había ayudado mucho con el experimento. De hecho escribió un libro llamado “Los tres cristos de Ypsilanti” hablando del caso. Algunos años más tarde escribió otro artículo donde admitía que aunque no había podido curar la fantasía de los tres hombres, les había hecho ser más productivos y racionales. Su vida estaba más ordenada y normalizada.
Conclusión del experimento de los Cristos de Ypsilanti
Con los años Rokeach escribió otros artículos sobre este experimento. Sin embargo, sus artículos iban cambiando con el tiempo. Decía que se había dado cuenta de que sus métodos habían sido “cuestionables” y poco éticos. Finalmente dijo que no tenía derecho ha interferir en la vida de las personas, aunque fuera en el nombre de la ciencia.
Había estado confrontando a tres personas durante dos años con toda clase de trucos y pruebas. Esto había hecho que pasaran por situaciones de muchos estrés lleno de hostilidades. Finalmente se hicieron amigos, pero lo pasaron muy mal hasta ese momento.
En el 2017 se hizo una película sobre este experimento llamado “Three Christs” con Richard Gere haciendo del doctor Milton Rokeach.