Fue gracias a que pronosticó la aparición de un eclipse lunar
Conocido por todos por descubrir el camino hacia las Indias (como se denominaba antiguamente al continente americano), este ilustre explorador no está exento de historias peculiares, como la que se desarrolló durante su llegada a la isla de Jamaica.
En el camino por el encontrar el continente americano, “tropezó” con varias islas, entre ellas la mencionada Jamaica, en el año 1504.
La expedición se vio afectada por huracanes y la hambruna
Era su cuarta expedición, pero la experiencia no pudo salvarle de los imprevistos, y de sus enemistades con la Corona de España, que le prohibieron resguardarse de las inclemencias del tiempo en la Isla La Española.
Prosiguió pues su viaje a Jamaica, pero cuando llegó tuvo que enfrentarse a los nativos, diezmando a su tripulación, la cual estaba ya fatigada para achicar unos barcos que tras el viaje tan largo, comenzaban ya a mostrar síntomas de deterioro.
Naufragan en Jamaica, sin posibilidad de regresar
Con tan solo una canoa, Colón decide que la solución es remar hasta La Española, la cual se encuentra a una distancia de 3 días, para pedirles ayuda.
Tras decidir quién iría de voluntario, este se marcha y comienzan los problemas para Colón; los hermanos Porras, capitanes de los barcos naufragados, se enzarzan en una lucha de poder para dirigir a un grupo que, tras seis meses sin rescate comenzaba a mostrarse impaciente.
Dichas luchas empeoraron su relación con los indígenas jamaicanos
Ya que robaron comida y violaron a una mujer, enfadando notablemente a la población nativa.
Para remediarlo, Colón utilizó sus conocimientos en astrología para intentar apaciguarles, o al menos que le temiesen lo suficiente para no agredirles.
Basó su estimación en unas tablas astronómicas conocidas como Regiomontanus
El problema era el tiempo, ya que para predecir la hora tenía que calcularlo en base a la hora de Núremberg, Alemania, y pasarlo a la zona horaria en donde se encontraban.
Por tanto, se reunió con los jefes de las tribus poco antes de que el eclipse comenzase, para hacerles creer que tenía poder para controlar los astros.
Con el poblado confuso y temerosos ante tal poder, le pidieron ayuda para que les devolviese el sol, ante lo cual accedió. Entró en su tienda y esperó, calculando el tiempo gracias a un reloj, esperando al momento oportuno y salió justo cuando él creía que estaba a punto de terminar el eclipse.
Diciéndoles que había hablado con su Dios y que éste les había perdonado, seguido de la vuelta a la normalidad del sol, los indígenas corrieron raudos a darle provisiones y cualquier otra cosa que le pidiesen en un futuro.
Tras la llegada tardía del navío de rescate, Colón deja Jamaica y continúa sus viajes por Centroamérica, con una tripulación más mermada pero que, si no fuese por la artimaña con sus conocimientos de los astros hubiese sobrevivido mucha menos gente.