8 Maneras en las que se Investigaban los Crímenes en el Antiguo Egipto

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crímenes en el Antiguo Egipto

Los crímenes en el Antiguo Egipto y la justicia que había

Las investigaciones criminales llevan existiendo desde hace más tiempo de lo que crees. Antes no había tantos medios como ahora, pero en muchos casos los métodos usados eran muy efectivos. Por supuesto, no tenían pruebas de ADN o cosas parecidas, pero no se les daba nada mal. Los crímenes en el Antiguo Egipto eran investigados de una manera muy profesional. De hecho, se contrataban personas para solucionar actos delictivos y la mayoría se resolvían. Lo bueno es que estas investigaciones eran documentadas en detalle. Por este motivo hoy en día tenemos una buena idea de lo que hacían hace tres mil años.

1 – La prevención antes del crimen

Una de las cosas buenas que había en el Antiguo Egipto era que se intentaba prevenir cualquier crimen antes de que ocurriera. Había una policía bastante organizada que vigilaba las ciudades. Sobre todo solían hacer sus guardias en los mercados y las tumbas, donde se solían dar más robos. En aquellos tiempos también tenían perros policía, pero también usaban algo que podía dar el mismo miedo o más. De hecho, alucinarás que la elección que hicieron para combatir los crímenes en el Antiguo Egipto.

Los vigilantes en el Antiguo Egipto solían ir acompañados de animales entrenados. Aunque la mayoría de las veces eran perros solía usar monos entrenados preparados para atacar. Estos monos atacaban a los ladrones y no les dejaban en paz hasta que eran detenidos. Nos podemos imaginar el horror de los criminales teniendo encima a un mono rabioso mordiendo y arañando sin parar.

2 – Los testigos eran un recurso importante

Cuando había que contratar a investigadores para crímenes complicados, muchas veces las cosas no eran fáciles. Hay que recordar que la tecnología que había era muy limitada y resolver un crimen se podía poner muy difícil. Por este motivo los testigos eran una parte importante en la justicia del Antiguo Egipto. Por este motivo las cortes egipcias imponían fuertes castigos a los que no denunciaban crímenes que habían visto. Esto quedó muy claro cuando Ramses III fue asesinado.

La policía no solo inició la caza de los culpables sino que también puso como objetivo a los sirvientes del rey Ramses III. Estaban seguros que los sirvientes tenían que haber escuchado algo sobre la conspiración de matar al rey. El negarse a hablar les convertía en cómplices, y por tanto criminales. Como castigo por no dar ninguna pista, les cortaron las orejas a los sirvientes. Posiblemente la mayoría eran inocentes, pero de esta manera lanzaban un mensaje de que no se debían guardar secretos.

Estamos de acuerdo de que este sistema era muy cruel e injusto. Sin embargo, en muchas ocasiones era muy efectivo. En una ocasión un hombre impidió el robo de una tumba real solamente porque había escuchado que lo iban a hacer. Escribió una carta denunciando este futuro crimen. También puso que lo hacía por temor al castigo si no lo denunciaba. Por tanto, muchos crímenes se impedían porque la gente tenía miedo de no contarlo si sabían algo.

3 – Había detectives que estudiaban la escena del crimen

Aunque una de las maneras más importantes para resolver crímenes era con testigos, había un procedimiento. Cuando un testigo reportaba un crimen se enviaba a unos especialistas para estudiar la veracidad de lo que decía. Se hacían interrogatorios y sobre todo es estudiaba la escena del crimen. Incluso tenían registros de los antecedentes de todo el mundo para saber si habían cometido crímenes en el pasado. Estos estudios sobre el terreno daban mucha información valiosa.

En una ocasión una tumba real fue robada y se mandó a un equipo de investigadores. Lo que hicieron fue verificar cada una de las tumbas que había por los alrededores, solo para saber si habían sido robadas. En sus investigaciones encontraron el túnel que los ladrones habían usado para entrar. Midieron lo ancho y largo que era y estimaron las herramientas que habían utilizado. Con esto tenían pistas de quién podía estar especializado en crear estos túneles e investigar a los posibles culpables.

4 – La tortura era utilizada para hacer hablar a los sospechosos

Como se ha dicho, ocultar información era algo muy castigado. Muchas veces para conseguir los testimonios y confesiones usaban métodos poco éticos. Lo que solían hacer para hacer hablar a sospechosos y posibles testigos, era golpearlos con una vara. Les golpeaban principalmente en las manos y los pies para conseguir las respuestas. Esto era muy injusto ya que cualquiera que pudiera ser un testigo podía acabar siendo golpeado. Hay documentos donde se habla de familias enteras sacadas fuera de su casa y golpeadas porque un familiar suyo era un sospechoso.

5 – Las confesiones eran luego analizadas con las pruebas que había

Usar la tortura para conseguir las confesiones no es solo horrible, sino que muchas veces era poco efectivo. La Inquisición lograba todas las confesiones que quería debido a las terribles torturas que aplicaba, aunque la mayoría eran para dejar de sufrir. En el Antiguo Egipto sabían que muchas confesiones podían ser falsas. Los sospechosos y testigos podían estar diciendo cosas que los investigadores querían escuchar. Después de todo estaban siendo torturados.

Lo que hacía la policía egipcia de la época era cotejar la información conseguida con las pruebas que había. En muchos casos cuando una banda era arrestada, se le separaba antes de interrogarles para luego comparar las confesiones. Si todo coincidía sabían que habían dado con los culpables. Hubo un caso donde un hombre confesó haber robado una tumba. Le llevaron con los ojos vendados al valle donde se había cometido el robo. Luego le dijeron que señalara la que había robado para ver si acertaba con la tumba. Así podían saber era cierto que era el ladrón.

6 – Mentir era casi peor que el crimen en si

Una de las cosas que no toleraban en el Antiguo Egipto era la mentira. Las consecuencias de ser cazado en una mentira eran terribles. Era muy habitual que la policía avisara a la gente de que no se les ocurriera mentir. Les daban detalles de lo que les pasaría si eran pillados en una mentira. Normalmente se les decía que les cortarían las orejas y la nariz, y luego sus huesos serían descoyuntados.

Muchas veces las amenazas del castigo eran suficientes para que les dijeran la verdad. Cuando alguien tenía que testificar en las cortes de la justicia egipcia no se les ocurría mentir. En muchas ocasiones obligaban a la gente a describir como serían torturados si mentían. El hacer que los propios testigos explicaran lo que les pasaría si mentían hacía que ni se les ocurriera mentir.

7 – Ser inocente también tenía consecuencias

El sistema de justicia en el Antiguo Egipto no era ni mucho menos perfecto. De hecho, muchas veces había injusticias que han quedado en los documentos que se conservan hoy en día. Hay un caso en particular que muestra lo imperfecto que era en ciertos puntos. Un hombre llamado Amenkhau fue interrogado porque sospechaban que había visto un crimen. Fue golpeado repetidas veces pero insistió que no había visto nada y decía la verdad. Al final los policía pensaron que si no había confesado con tantos golpes seguro que era inocente.

Amenkhau fue liberado y se lo consideró inocente al no haber visto nada sobre el crimen. Sin embargo, en los registros judiciales se le seguía considerando un criminal. Esto demostraba que no quedaban del todo convencidos de la inocencia de la gente. Por tanto, aunque se les liberaba en los registros seguían siendo culpables.

8 – La justicia egipcia acabó siendo una farsa

En la última etapa del Antiguo Egipto el sistema judicial y legal cambió radicalmente. Se eliminaron los métodos usados hasta el momento y se implantaron otros. En los últimos siglos del poder del reinado egipcio los sacerdotes de Amun se habían hecho con el poder. También eran ellos los que repartían la justicia. Llegó un momento en que era una gran estatua la que repartía la justicia a la gente. Lo que hacían en los juicios era preguntar a una estatua de Amun sobre los casos abiertos.

El sistema era muy fácil. Si la estatua de Amun se movía hacia adelante estaba diciendo que si. En cambio si se movía hacía atrás, la respuesta era negativa. Por supuesto, la estatua no se movía por si misma. Un sacerdote se ocultaba en la parte trasera de la estatua para moverla según convenía. Algunas veces ni siquiera había una investigación. Se buscaba una resolución aleatoria dependiendo del caso. La corrupción entre los sacerdotes de Amun era grande. En muchos casos los acusados eran declarados inocentes simplemente porque eran ricos y podía hacer donaciones a los sacerdotes. Como se puede ver, los crímenes en el Antiguo Egipto tenían una justicia muy peculiar.

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