¿Alguna vez has levantado la cabeza al cielo y te has preguntado si existe vida más allá del cielo que vemos sobre nosotros? Lo cierto es que hasta el día de hoy ningún ser humano ha pisado otro planeta que no fuera el nuestro. Esto posiblemente cambie en las próximas décadas, y lo estamos comprobando con las diferentes misiones que hay en marcha. El planeta Marte es la siguiente meta en la carrera espacial, y los primeros que pongan un pie en Marte harán historia. Sin embargo, hay otras posibilidades que tenemos que tener en cuenta para colonizar nuestro sistema solar.
Algunas ideas se han difundido por diferentes grupos y algunas pueden parecer locuras. Sin embargo, muchas veces de las locuras nacen proyectos que al final pueden ser viables en el futuro. Uno de ellos es poner ciudades en la atmósfera de Venus.
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En las nubes de Marte
El planeta Venus es algo que muchos pueden pensar que es lo más parecido al infierno. Para empezar, la temperatura media es de quinientos grados y la presión atmosférica es casi 90 veces lo que tenemos en nuestro planeta. Las nubes que rodean el planeta contienen bolsas de ácido sulfúrico que son mortales para cualquier persona. De todos modos, el calor nos mataría primero antes que el ácido. Sin embargo, algunos miembros de la NASA piensan que es un buen sitio para empezar a colonizar el sistema solar.
La proposición que hicieron fue construir una colonia de naves aeroespaciales que flotaran a unos cincuenta kilómetros de a superficie. Al igual que la Tierra, la atmósfera del planeta Venus se hace más fina cuanto más alto se vaya. A cierta altura, la presión podría ser muy parecida a la de la Tierra. La temperatura seguiría siendo alta, pero se podría manejar bien desde las naves. De hecho, a esta altura el entorno puede ser lo más parecido a lo que tenemos en nuestro planeta.
¿Cómo se haría esto? Se ha pensado en dirigibles llenos de helio. Aunque no sea una tecnología revolucionaria, la idea podría funcionar. Se pondría paneles solares para aprovecharse de la luz solar que incide fuertemente en Venus. Los dirigibles serían lanzados en cápsulas y serían infladas en la atmósfera antes de que cayeran a la superficie.
¿Viviendas en la Luna?
Hace mucho que no vamos a la Luna, y estamos hablando desde los años setenta. No es un sitio demasiado agradable para vivir. Hace mucho frío, está lleno de polvo y las vistas son realmente lo más parecido a un desierto sin final. Sin embargo, un estudio subvencionado por la NASA mostró que poner una colonia permanente en nuestro satélite no sería tan caro. Para los presupuestos que manera esta corporación no sería demasiado.
Los motivos de poner una base permanente en la Luna también tienen su lógica económicamente hablando. Sería más barato realizar misiones a puntos más distantes desde la Luna. Aparte de esto, la mayor parte del hidrógeno y el oxígeno necesario para el combustible de las naves, podrían sacarse directamente de los polos del satélite.
¿Cómo poner estas colonias en un sitio tan hostil? Las ideas que se han dado van desde cápsulas tipo caravanas en la superficie hasta estaciones en órbita. Sin embargo, lo más increíble que se ha propuesto han sido las casas de hormigón.
En los años noventa algunos estudios dejaron ver que la superficie lunar tenía todo lo necesario para hacer hormigón. Para probar esto, se usaron rocas lunares para crear el hormigón que se utilizaría realmente en el satélite. El resultado fue un material mucho más fuerte que el que utilizamos en nuestro planeta. Por tanto, no se ha descartado construir las bases en la superficie con hormigón lunar. Por supuesto, habría que adaptar la vivienda para su uso humano.
Cilindros flotando en el espacio
Para esta solución, tenemos que hablar de los cilindros O’neill. ¿Qué es esto? Se trata de un enorme tubo de más de treinta kilómetros de largo y casi diez de ancho. Se trataría de unir varios de estos cilindros par crear una gran comunidad. De hecho, cada uno de los cilindros teóricamente podría albergar diez millones de personas. Esta idea lleva existiendo desde mediados de los setenta gracias al físico Gerard O’Neill. Por aquel entonces esto se consideró ciencia ficción. Hay que pensar que en esta década la carrera espacial todavía estaba en pañales, por lo que pensar en estructuras gigantescas como esa era una fantasía.
Este tipo de cilindros ha resistido el paso de los años gracias a algunas comunidades científicas. De hecho, algunos programas espaciales han dicho que los cilindros de Gerard O’Neill podrían construirse hoy en día. El problema serían los costes para hacerlo. El proyecto se basa principalmente en conseguir los materiales directamente de la Luna. Hoy en día esta inversión está fuera de lugar.
Mundos burbuja
Antes de que se hablara de los cilindros que hemos comentado en el anterior apartado, otro científico de la NASA llamado Dandridge Cole pensó en un concepto que lo cierto es que se parecía. Lo llamó el “Mundo Burbuja”. A diferencia de los cilindros (donde la mayoría de los materiales son lunares), el proyecto de Cole era algo más extremo.
Básicamente, la idea es encontrar un asteroide compuesto principalmente de metal, preferiblemente de hierro y níquel. La verdad es que hay muchos alrededor nuestro. El siguiente paso hacer un agujero en el centro del asteroide y llenarlo de agua. Luego se usa el calor solar para fusionar los extremos del túnel. Con esto y tras una larga exposición, el metal del anterior se ablandaría y los vapores generados en el interior ahuecarían el asteroide. Después de enfriarse, unos espejos podrían reflejar la luz del sol en el interior del asteroide y se podría inducir una gravedad para que la gente viviera en el interior.
Por supuesto, todo son teorías que de momento no tienen cabida en nuestros tiempos. Sin embargo, en no demasiado tiempo algunos de estos proyectos podrían ser viables y ponerse en marcha. Habrá que esperar un poco para verlo, pero cada vez hay más ideas de este tipo, y seguro que muchas acaban siendo las que se acaben usando.