Hoy vivimos en un mundo donde se habla de los derechos humanos, medidas de seguridad en casi todo y regulaciones para evitar maltratos, abusos y accidentes. Sin embargo hace no tanto tiempo las cosas eran muy diferentes. En el terreno militar era muy frecuente que la disciplina se compaginara con duros castigos y penalizaciones.
Todos sabemos que la justicia militar y la civil son muy diferentes. Hace años esta diferencia era más pronunciada. Los castigos de la Armada Real Británica eran especialmente duros y crueles.
El capitán de un barco de la Armada Real Británica era una especie de dios en su nave. Podía hacer prácticamente todo lo que quisiera y la vida de los tripulantes era prácticamente suya. Para mantener la rígida disciplina inglesa solían los oficiales solían mandar con puño de hierro.
Estamos hablando sobre todo en los siglos 17 y 18, donde los marineros podían quedar expuestos a castigos inimaginables hoy en día. Si piensas que muchos castigos hoy en día son terribles, espera a escuchar los castigos de la Armada Real Británica.
Indice de Contenidos
- 1 – En los barcos ya había una predisposición para los castigos corporales
- 2 – La mordaza por hablar de más
- 3 – El terrible castigo de los latigazos
- 4 – Los cocineros tampoco se libraban de los castigos
- 5 – Los castigos para los menores de edad eran diferentes
- 6 – Robar a los compañeros era un crimen terrible
- 7 – Quedarse dormido en una guardia era muy grave también
- 8 – El peculiar modo de ahorcar a los condenados
- 9 – Pasar por la quilla
1 – En los barcos ya había una predisposición para los castigos corporales
Muchos de los castigos que se hacían en los barcos de la armada británica eran registrados en el cuaderno de bitácora. Sin embargo, había un tipo de castigo que no se registraba ya que era algo considerado corriente del día a día.
Eso no significara que fuera cruel y humillante. Los contramaestres de abordo solían llevar una fusta o un trozo de soga con un nudo al final. Esto les valía para imponer disciplina por pequeñas fallos o comportamientos entre los marineros.
Cuando los contramaestres veían una conducta o algo extraño en algún marinero, le golpeaba con la cuerda o fusta. Le podía dar todos los golpes que quisiera dependiendo de lo que hubiera hecho el marinero.
No estamos hablando del típico castigo de los latigazos, sino de una “reprimenda” acompañada de algunos golpes. En algunos casos dos contramaestres se podían turnar en los golpes. Finalmente se prohibió esta práctica después de algunos accidentes con marineros con heridas graves.
2 – La mordaza por hablar de más
Cuando un marinero se ponía a jurar más de la cuenta o se volvía ofensivo, el castigo era amordazarle. No solo se le ponía una mordaza metálica en la boca, sino que se le ataba de manos y piernas. Se le dejaba en esta situación hasta que el oficial decidiera levantarle el castigo.
Tampoco se solía apuntar en el cuaderno de bitácora ya que esta práctica no gusta al admirantazgo. Aunque no era algo oficial se hacía de forma habitual. Se dejó de practicar en 1867 cuando un miembro de la tripulación del barco HMS Favorite murió asfixiado. Había estado dos horas amordazado de una forma que le acabó matando.
3 – El terrible castigo de los latigazos
Cuando hablamos de castigos de la Armada Real Británica la mayoría lo asocia a los latigazos. Lo cierto es que era una de las penalizaciones más temidas y solo se aplicaba en casos muy extremos. Aunque pueda parecer un castigo no tan terrible, lo cierto es que era peor de lo que la gente piensa.
Se solía usar un látigo de nueve colas con nudos al final de cada una. Lo que no sabe mucha gente es que el que iba a ser castigado era encadenado en cubierta para que hiciera el látigo. Has oído bien, tenía que fabricar su propio instrumento de tortura.
Si no aceptaba hacer el látigo con sus nudos, el castigo podía aumentar bastante. Normalmente el castigo se aplicaba al día siguiente de hacer el látigo. Normalmente era el contramaestre el que aplicaba los latigazos. El número de latigazos podía variar, pero por ley se estableció que solo se dieron doce.
Aunque parezcan pocos, era suficiente para dejarla espalda del marinero muy hinchado y de un color azul oscuro. En ocasiones la carne se abría y era una completa carnicería.
Al acabar el castigo el marinero era enviado al médico de abordo, pero el dolor no se acababa todavía. El tratamiento para tratar las heridas era poner compresas de vinagre para que no se infectada. Era muy eficaz pero el dolor era terrible.
4 – Los cocineros tampoco se libraban de los castigos
¿Cómo vivían los cocineros en los barcos de la armada? Puede parecer que eran privilegiados, y la verdad es que lo eran. Eso no significa que no recibieran castigos de vez en cuando. Lo curioso es que se les aplicaba unos castigos muy particulares por su condición de cocineros.
Normalmente se les castigaba por negligencia en ciertas cosas. Por ejemplo, si dejaban que la comida se estropease o perderla.
Se les aplicaba unos latigazos muy específicos, donde en lugar de un látigo de nueve colas se usaban calcetines llenos de arena. En ocasiones se podían usar trozos de madera usados en los barriles. No era algo tan doloroso como los latigazos pero se buscaba más la humillación que otra cosa.
Los golpes se solía dar en el trasero en lugar de la espalda. Lo cierto es que nadie quería hacer demasiado daño al cocinero. Después de todo era el que les daba de comer todos los días. Era casi tan imprescindible como podía serlo el médico.
5 – Los castigos para los menores de edad eran diferentes
En los barcos de la armada inglesa se contrataban también niños, lo cual estaba permitido. Podía hacer de grumetes, ayudantes de cocina y otras cosas útiles en el barco. Muchas veces tenían solo 12 años, aunque eso no les libraba de los castigos corporales. En lugar de los típicos latigazos se usaban otros medios para disciplinarlos.
Los castigos más usuales para los menores de edad solían consistir en golpearles las manos con una caña. En casos más graves se le bajaban los pantalones frente a toda la tripulación y se le golpeaba en el trasero con la caña.
En estos casos no se les golpeaba demasiado fuerte para que pudieran seguir haciendo su trabajo. Después de todo eran niños y no se ensañaban con ellos. Solo hubo unos pocos casos donde se utilizó un látigo de nueve colas como si fuera un adulto.
6 – Robar a los compañeros era un crimen terrible
Una de las peores cosas que se podían hacer en la armada real británica era robar. Por muy duros y malhablados que fueran los marineros tenían un código de honor y odiaban el hurto. El castigo que se aplicaba en los robos mostraba lo mucho que odiaban este crimen.
Lo que hacían era hacer andar al ladrón entre dos columnas de marineros a punta de espada. Los hombres tenían sogas con nudos, los cuales usaban para golpearle de cintura para arriba.
Era una paliza bastante fuerte las que se llevaban los ladrones. Acaban bastante magullados ya que algunas veces tenían que pasar varias veces por este “pasillo”. El problema era que morían muchas personas como resultado de este castigo. Finalmente se prohibió en 1806 después de muchas muertes seguidas.
7 – Quedarse dormido en una guardia era muy grave también
Estar de guardia y dormirse está muy más visto en cualquier ejército. En la armada era especialmente grave hacerlo. El problema era que en el mar las noches podían ser monótonas y aburridas, por lo que muchos marineros se dormían. Sin embargo, eran comprensivos hasta cierto punto. La primera vez que alguien se dormía en una guardia el castigo era ligero. Normalmente se le echaba encima un cubo de agua de mar, provocando la risa de los asistentes.
La segunda vez el castigo era mayor pero tampoco demasiado duro. Se le ataban las manos y se le echaba un cubo de agua fría por encima de las ropas. De esta manera el marinero pasaba un intenso frío el resto de la noche.
En la tercera ocasión se le ataba al mástil y tenía que sujetar objetos pesados con los brazos en cruz. Esto dolía bastante al poco tiempo. La cuarta vez era más grave y podía ser condenado a muerte.
8 – El peculiar modo de ahorcar a los condenados
Hemos hablado del ahorcamiento antes en flipada.com, pero en la armada británica tenían un método particular y doloroso. En un barco se podía condenar a muerte por varias cosas, como por ejemplo atacar a un oficial, desertar o ciertos comportamientos contras la moral.
Amotinarse o matar a alguien también podía conducir a la muerte. La forma de ahorcar a un condenado no era dejándolo caer desde una altura con una soga al cuello.
Lo que se hacía era atar las manos y pies de marinero y se le ponía la soga al cuello. Luego algunos hombres de la tripulación tiraban de la cuerda dejando al condenado en el aire. Se le dejaba una hora colgada, mucho más que suficiente para que se asfixiara. Este tipo de ejecución también se hacía en barcos americanos.
9 – Pasar por la quilla
Junto con los latigazos, pasar por la quilla era uno de los peores castigos de la Armada Real Británica. Era algo bárbaro y aunque no era un castigo oficial, se hizo en un buen número de ocasiones. Lo que se hacía era desnudar al marinero y ponerlo en cubierta frente a toda la tripulación.
Se le ataban dos cuerdas, donde una pasaba por debajo del barco (que es la quilla). El hombre era lanzado al agua y se tiraba del otro lado de la cuerda para que saliera al otro lado del barco.
Esto podía llevar tiempo y la experiencia era terrible para el castigado. Algunas veces se repetía más de una vez, dependiendo de lo que decidían los oficiales. Esto provocaba muchas muertes ya que algunas veces no se calculaba cuanto tiempo podía aguantar la respiración.
Uno de los problemas es que partes del casco del barco eran puntiagudas. Algunas veces provocaba heridas que le podían provocar la muerte, Todo esto sin contar que los tiburones hicieran una visita mientras pasaba por debajo del barco.