8 Cosas Sobre el Uso de Armas Químicas en la Primera Guerra Mundial

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uso de armas químicas en la primera guerra mundial

El uso de armas químicas en la primera guerra mundial

Ya hemos hablado de las armas químicas antes y de sus terribles consecuencias. En ninguna guerra se han usado más armas químicas que en la primera guerra mundial, y eso que ya había acuerdos para no usarlas. Lo que pasó es que una vez empezada la guerra la mayoría de los países se saltó los tratados y comenzaron a usarlas. El uso de estas armas fue un infierno para miles de soldados que luchaban desde sus trincheras.

Muchas veces solo podían rezar para no ver esa extraña niebla acercándose o ese extraño olor que empezaba a quemarles por dentro. Te contamos algunas terribles cosas sobre el uso de armas químicas en la primera guerra mundial.

1 – El gas cloro como arma contra el enemigo

Cuando se oye la palabra cloro la mayoría lo asocia a algo bueno. Después de todo es lo que se usa en las piscinas para desinfectar, por lo que es un producto beneficioso. Sin embargo, habrás escuchado que hay accidentes de vez en cuando con el cloro. Si se mezcla con ciertos productos se puede convertir en un agente tóxico muy peligroso.

Pues lo cierto es que esto ya se sabía en la primera guerra mundial. Fue un agente químico muy usado provocando muchas muertes en diferentes batallas.

Uno de los mayores ataques con gas cloro fue en abril del año 1915 en la localidad belga de Ypres. El ejército alemán llegó a Ypres con 6 mil cilindros de gas cloro, el cual era un arma bastante nueva en esa época. Se habían desplazado para luchar contra tropas francesas y querían probar la eficacia de este nuevo gas. Esperaron a que el viento fuera favorable para libertar el gas y lanzarlo contra los franceses.

Para ser honestas, hay que decir que fueron los francesas los que empezaron la guerra química un año antes. En 1914 habían lanzado contra las tropas alemanas granadas llenas de gas lacrimógeno. Este gas no hizo demasiado efecto en los alemanes pero inició una escalada del uso de las armas químicas que fue a peor. Cuando los alemanes atacaron a los franceses con gas cloro todo cambió en este tipo de guerra.

El ataque con gas cloro en Ypres fue un antes y un después

Nadie había visto antes un ataque químico como el de Ypres. Nadie estaba realmente preparado para lo que iba a pasar. En esos tiempos nadie usaba máscaras antigas. Cuando el gas cloro llegó a donde estaban los soldados francesas se inició el infierno.

Las tropas francesas empezaron a toser de una forma enloquecida. En solo 10 minutos miles habían muerto ahogados en sus propios fluidos. Los que estaban más alejados intentaban huir completamente cegados por el gas y con el químico devorando sus pulmones.

Algunos supervivientes del ataque de Ypres explicaron que era como ahogarse en el mar pero sin agua. El dolor de los pulmones era terrible, como si alguien estuviera apuñalándolos desde dentro.

2 – Fritz Haber – El inventor del gas cloro

El inventor del gas cloro fue el alemán Fritz Haber, el cual se desplazó también a Ypres para comprobar como funcionaba su invento. Aunque inventó un arma terrible hay que decir que es considerado uno de los químicos más importantes de la historia. Incluso ganó el premio Nobel al acabar la guerra, aunque fue por sus trabajos relacionados con la agricultura. Sin embargo, durante la primera guerra mundial usó sus conocimientos para crear armas contra el enemigo.

Sin embargo, no todo el mundo estaba de acuerdo con su trabajo. Uno de sus detractores fue su propia esposa, la cual era también una gran química. Pensaba que el trabajo de su marido era inmoral y en contra de cualquier ética.

Le pidió varias veces que dejara de crear armas químicas que provocaban muertes tan horripilantes, pero todo fue en vano. Finalmente la esposa de Fritz Haber se suicidó al no poder soportar las muertes que estaba provocando su marido.

La muerte de su mujer Clara no impidió que Fritz Haber dejara de fabricar armas químicas. De hecho, a los pocos días de la muerte de su mujer, Fritz Haber se desplazó a un campo de batalla para probar otra de sus armas recién creadas.

3 – Las pruebas de científicos británicos con gas mostaza

Como se ha dicho, el uso del nuevo gas cloro en el campo de batalla cambio todo el esquema de la guerra química. En cuanto los demás países supieron de lo efectivas que eran estas armas empezó una gran escalada.

Los británicos empezaron a desarrollar nuevas armas químicas para usar en la guerra. Antes de lanzarlas al enemigo tenían que probarlas, y lo hicieron con sus propios soldados. En el año 1916 el ejército británico empezó con sus masivas pruebas con agentes químicos para la guerra, y usaron a 20 mil soldados británicos para las pruebas.

Muchos testimonios de los soldados después de la guerra decían que les mintieron para presentarse voluntarios. La mayoría no tenía realmente idea de lo que les podía pasar.

El episodio más terrible en estos experimentos ocurrió en Rawalpindi, donde se enviaron cientos de soldados indios al servicio del ejército británico. En este caso se les metió en cámaras y fueron rociados con gas mostaza. Básicamente se quería saber cuanta cantidad de gas mostaza era suficiente para matar a una persona.

Las consecuencias de las pruebas en Rawalpindi fueron terribles. Muchos de los soldados indios no pudieron caminar durante semanas. Las heridas que el gas mostaza les provocó en la piel les tuvo agonizando en el hospital.

Eran como quemaduras con gigantescas ampollas, las cuales se tenían que curar y limpiar todos los días. Los científicos británicos pudieron comprobar que el gas mostaza provocaba los más parecido a ser quemado en un incendio.

4 – Los canadienses fueron los siguientes objetivos del gas cloro

Después del ataque con gas cloro de Ypres, una división del ejército canadiense fue enviado al área. Llegaron pocos días después de la masacre y se encontraron con el dantesco escenario. No sabían muy bien que había pasado pero no eran tontos, y sabían que se había usado una nueva arma muy tóxica que mataba sin miramientos.

Pudieron aprender varias cosas de esta nueva arma, como por ejemplo que el gas hacía más efecto a ras del suelo y correr empeoraba los efectos del gas en los pulmones.

Pudieron averiguar que la mejor defensa era salir de las trincheras y subir a las partes más altas. Por supuesto, esto les hacía un blanco fácil para las balas, pero por lo menos evitaban el envenenamiento por el gas.

Todavía no se había pensado en ponerse máscaras antigas para protegerse, aunque los médicos de la división canadiense se dieron cuenta de que taparse la boca y la nariz con la ropa era efectivo. También observaron que si se mojaba la tela con orina protegía aun más.

Lo pudieron comprobar al poco tiempo ya que los alemanes lanzaron otro ataque con gas cloro contra los canadienses. Los canadienses aplicaron lo que habían ido descubriendo en los últimos días. Subieron a lo más alto de las trincheras y se pusieron trozos de ropa mojada en orina para taparse la nariz y boca. Esto salvó muchas vidas y resultó ser bastante efectivo. Aun así murieron 2000 soldados debido al gas cloro. Al fin y al cabo la ropa con orina no era una mascara de gas.

5 – El gas fosgeno fue de los más terribles

Una de las armas químicas que más personas mató en la primera guerra mundial fue el gas fosgeno. De las más de 90 mil personas que murieron por armas químicas se estima que un 85 por ciento de las muertes fue por gas fosgeno.

El efecto de este agente químico era más lento que los otros gases. No hacía a la gente asfixiarse hasta la muerte como hacía el gas cloro, aunque también se absorbía por los pulmones. Uno de sus peligros era que su uso pasaba desapercibido. En todo caso se podía notar un ligero olor peculiar.

El gas fosgeno se empezó a usar a finales de 1915, y la localidad usada para probarlo fue en Wieltje, también en Bélgica. En este caso los alemanes lanzaron gas fosgeno mezclado con gas cloro contra el enemigo durante la noche.

Esto cogió a todo el mundo durmiendo y desprevenido. Ya se estaban empezando a usar las máscaras antigas y algunos se las consiguieron poner al darse cuenta de lo que pasaba. Sin embargo, no sabían que lo peor vendría después.

A diferencia del gas cloro, el gas fosgeno empieza a manifestarse a las 24 horas de ser respirado. En el ataque de Wieltje murieron solo 70 personas, pero en las siguientes horas y días se elevaron a más de 1000 muertes.

Con el gas fosgeno habían conseguido un arma que mataba a largo plazo, provocando una tremenda agonía a los intoxicados durante muchas horas antes de morir. El uso de armas químicas en la primera guerra mundial había dado otro giro.

6 – El gas mostaza era el arma química más temida

Aunque el gas fosgeno fue el que más muertes provocó, el gas mostaza fue siempre el más temido por los soldados en la primera guerra mundial. No era solo porque te podía matar, sino por los terribles efectos que provocaba. De hecho, el gas mostaza solo mató a un tres por ciento de los soldados en esta guerra. Sin embargo, los sobrevivientes pasaban por una tortura difícil de imaginar.

Como se ha dicho antes, el gas mostaza provocaba lo más parecido a haber estado envuelto en llamas. La piel se llenaba de tremendas ampollas y los ojos se hinchaban quedando el afectado totalmente ciego. Lo siguiente eran unas fuertes hemorragias tanto internas como externas.

La piel simplemente se acababa cayendo. Todo esto iba acompañado de continuos vómitos. Esta agonía se podía prolongar durante semanas antes de morir. Se puede decir que el uso de armas químicas en la primera guerra mundial será siempre recordado por el gas mostaza.

Muchos médicos y enfermeras en hospitales durante la primera guerra mundial dejaron testimonios de lo horrible que era el gas mostaza. No había forma de aplacar el sufrimiento de los intoxicados por este gas, los cuales siempre estaban luchando por dar una bocanada de aire. Todo esto unido a las dolorosas ampollas y la ceguera al tener los párpados pegados.

7 – La madre de todas las armas químicas

En los últimos años de la guerra parecía que todas las armas químicas habían sido inventadas. Sin embargo, los Estados Unidos llevaban algún tiempo desarrollando una nueva arma química secreta que seria la definitiva.

Era el año 1918 y un gran número de científicos químicos habían sido contratados para este proyecto. Por lo poco que se sabía, era un potente agente químico donde una sola gota podía provocar los efectos de un gran ataque con gas mostaza.

Esta arma se estaba desarrollando a las afueras de Washington y el proyecto tuvo un traspié debido a un accidente. En las instalaciones hubo una gran explosión accidental. Los materiales en el laboratorio se liberaron en el aire llegando a las localidades cercanas.

El gas llegó incluso a la ciudad de Washington. Muchas personas resultaron heridas con problemas respiratorios y quemaduras. Después de una investigación, se pudo ver que solo hubo una fuga unos 3 kilos de este nuevo gas. Pudo haber sido mucho peor. Se le dio a este gas el nombre de lewisita.

8 – Las pruebas con armas químicas en Estados Unidos

Al finalizar la primera guerra mundial, Estados Unidos tenía un buen arsenal del gas lewisita comentado antes. Nunca lo llegaron a usar en un campo de batalla, y de hecho al acabar la guerra se deshicieron de buena parte de su arsenal de armas químicas. En el caso del gas lewisita, decidieron seguir haciendo pruebas. En los siguientes años se hicieron experimentos y se usaron unos 60 mil soldados americanos para las pruebas.

Los soldados eran voluntarios, aunque no está claro como los pudieron convencer con este tipo de experimentos. Los soldados seleccionados no podían hablar de los experimentos. Corrían el riesgo de acabar en prisión si revelaban secretos de estado. Mucho tiempo después varios de los voluntarios contaron que las pruebas no fueron nada agradables.

Los efectos del gas fueron permanentes en muchos casos, y encima no podían decir a su médico lo que realmente les pasaba. Cuando estos experimentos salieron a la luz pública, la mayoría de los voluntarios ya estaban muertos o tenían más de noventa años. Algunos dijeron que habían estado toda su vida sintiendo los efectos de los agentes químicos que les aplicaron en las pruebas.

Conclusión

Como se ha podido ver, el uso de armas químicas en la primera guerra mundial fue muy extendido. Aunque ahora están prohibidas por tratados entre varias naciones, se siguen usando en algunos conflictos recientes. Son consideradas armas de destrucción masivas y no deberían de haber existido nunca. Sin embargo, en la guerra parece que todo vale. En la gran guerra lo dejaron muy claro.

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