Cuando hablamos de armas en general, todos sabemos que han existido desde que el ser humano está sobre la Tierra. Las hay de todo tipo y han ido evolucionando con los años. Hemos conocido muchas de estas armas gracias al cine, televisión y videojuegos, pero el problema es que nos han dado datos muy erróneos. Un buen número de ellas (por no decir casi todas) no funcionan como la mayoría de la gente piensa.
Te sorprenderá ver como muchas armas en general no son como pensabas. En las películas y series se muestran los efectos de todo tipo de ataques, donde parece que no hay consecuencias. En la vida real las cosas son muy diferentes como podrás ver en este artículo.
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1 – La explosiones en Hollywood
Seguro que has visto muchas películas donde hay una gran explosión y el héroe sale despedido a varios metros. Después de haber caído, se levanta y se sacude el polvo para seguir luchando contra los malos. Algunas veces la onda expansiva va acompañada de grandes llamas que les pasa por encima o al lado, pero no suelen salir muy malparados. Lo cierto es que está muy bien para las películas, pero en la vida real las cosas son distintas.
Obviamente, si vas a estar cerca de una explosión lo mejor es buscar refugio. Sin embargo, dependiendo del tipo de explosión no valdrá de nada ponerse detrás de una esquina, mueble o electrodoméstico. El calor de la deflagración te afectará aunque estés detrás de algo. Lo mejor es estar lo más lejos posible, pero tendrás un problema si estás cerca.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es la onda expansiva. Es cierto lo que muestran en las películas de que puede hacer volar todo a su paso. Precisamente la onda expansiva de una explosión es una de las cosas más peligrosas a las que se enfrentan los afectados. La fuerza de esta onda es la que ocasiona heridas internas a los que estén cerca, dejándolas heridas o quitándoles la vida.
Como se ha dicho, la mejor forma de no verse afectado por la onda expansiva y las llamas de una explosión es estar muy lejos. Si tienes la mala suerte de no tener tiempo de huir, protégete lo mejor que puedas. Todo dependerá de tipo de explosión a la que te enfrentes. Por desgracia, lo que sale en las películas no suele ser el desenlace real.
2 – Disparar con dos pistolas a la vez
Muchas películas de acción al estilo de John Wick nos han mostrado que cuantas más armas de fuego, mucho mejor para acabar con el enemigo. Pues lo cierto es que no es tan sencillo. Se suele mostrar a personajes disparando a todo trapo con dos pistolas, y lo cierto es que queda muy bien en pantalla.
Aunque en las películas y series parece muy efectivo tener una pistola en cada mano, la realidad es que no es nada práctico. La gran mayoría de la gente ha asumido que es buena idea hacerlo, pero en la mayoría de las ocasiones es un gasto inútil de munición.
En la vida real hay un problema con usar dos pistolas a la vez, y es por como nos funciona la vista. La tenemos diseñada para enfocar en un punto, y eso hace que apuntar dos armas a la vez sea casi imposible. Aunque pienses que puedes mover los ojos de forma muy rápida, no es suficiente para apuntar y disparar con precisión.
¿Qué es lo que pasa en la vida real cuando alguien dispara dos armas con ambas manos a la vez? Se suelen dar dos casos donde en el primero se tiende a disparar al mismo objetivo. Sin embargo, se reduce mucho la puntería y la posibilidad de dar al objetivo.
En el segundo caso una persona puede intentar dar a varios objetivos. Disparar en dos direcciones diferentes es algo que suele acabar en pegar tiros sin ton ni son. Si se acierta a alguno de los objetivos será un milagro. Solo un tirador muy experto y con experiencia podría conseguir algún resultado aceptable. La mayor parte de la gente sería un desastre disparando dos pistolas a la vez, y con esto incluimos gente acostumbrada a disparar.
Otro de los problemas que tiene usar dos pistolas al mismo tiempo es cargarlas. En las películas es muy bonito ver como lo hacen. Parece fácil de hacer pero en la realidad es imposible conseguirlo con efectividad. Es otro de los mitos de las armas en general que la gente se sigue creyendo.
3 – Los martillos de guerra
Los grandes martillos de guerra se suelen ver en películas históricas, sobre todo si hay ejércitos de bárbaros. Se muestra en las películas como estos martillos suelen ser llevados por los guerreros más grandes y fuertes. Básicamente son usados para golpear e infringir el mayor daño posible a base de acometidas. ¿Pero realmente existieron estos enormes martillos de guerra?
Lo cierto es que en este caso concreto, los martillos de guerra no existieron tal como lo vemos en el cine. Existieron en otras formas que eran más eficaces como armas de aquellas épocas. Si has estado en museos o visto documentales, ya sabrás que las formas de estas armas eran muy diferentes a como piensa la gente.
Los martillas de guerra “convencionales” solían ser más pequeños para que cualquier los pudiera manejar. Al final del mango tenían una parte dura para golpear y en la otra un saliente afilado. Esta punta servía para atravesar armaduras se era necesario, mientras que la otra era para golpear como si de una porra se tratara.
El tamaño de estos martillos para usar en batallas solía ser como el de una espada. Fueron bastante populares en el siglo 15, y se usaron sobre todo en la caballería. Eran bastante efectivos si se iba montado en caballo. Por un lado pegaban terribles golpes a los rivales, y por otro podían ocasionar graves heridas con la parte puntiaguda.
4 – No es tan fácil ser un buen francotirador
Hay un buen montón de películas sobre francotiradores y hemos visto como con un simple fúsil puede acertar objetivos a grandes distancias. Si recuerdas la película “Enemigo a las Puertas”, donde se habla de la batalla de Stalingrado y el enfrentamiento entre el ruso Vassili Zaitsev y el alemán Erwin Konig, se puede ver las habilidades necesarias para ser un francotirador de élite.
La imagen que se tiene de estos tiradores profesionales, es que solo necesitan un buen fusil con una buena mira telescópica. Pues eso para el cine está bien, pero en realidad se necesita mucho más que eso. De hecho, en los programas de entrenamiento militar para ser francotirador, hay que aprender matemáticas.
También hay que decir que hace años las cosas eran más sencillas. Hemos puesto el ejemplo de la segunda guerra mundial, donde los francotiradores tenían que hacer las cosas de forma más manual e instintiva. Con los avances en la tecnología las cosas han cambiado un poco.
Las armas que usan los francotiradores han mejorado mucho, y pueden alcanzar dianas a mucha más distancia que en el pasado. Ahora ya no vale simplemente apuntar y realizar el disparo. Se tienen que hacer cálculos complejos teniendo en cuenta muchas cosas, como por ejemplo el viento que hace y la gravedad.
Si has visto documentales o películas modernas, habrás visto que los francotiradores suelen llevar a un compañero de apoyo. Básicamente les ayudan a realizar las operaciones necesarias para calibrar el arma y acertar a objetivos de larga distancia. El que realizar el disparo tiene que ser igual de experto en hacer estos cálculos, por lo que todo se convierte en un problema matemático.
Otra cosa que mucha gente no sabe es que al ser distancias tan largas, los objetivos se centran en las partes más anchas. Digamos que la diana es un objetivo humano que está a quinientos metros. Nunca apuntan a la cabeza (como en las películas). A esas distancias se suele fallar. En su lugar se centran en la parte torácica al ser más ancha.
5 – La falsa creencia de los silenciadores
Esta es otra de las falsas creencias que se tienen gracias al cine. Parece que poner un simple silenciador a un arma hace que ya no se escuche nada. De nuevo, eso queda bien en una película pero no es así en la vida real. Los silenciadores son unos simples supresores de ruido, pero no evitan que el sonido siga estando presente.
Un arma del tipo que sea con un silenciador, seguirá haciendo ruido al disparar. Incluso si se le pone el mejor silenciador del mundo, solo reducirá el sonido del disparo unos pocos decibelios.
¿Para que se usan entonces los silenciadores en las armas de fuego? Pues no es para lo que los inexpertos creen. La realidad es que los silenciadores se usan principalmente para proteger los oídos. Como muchos ya sabrán, cuando se hacen pruebas de tiro la gente se pone cascos de protección. Poner un silenciador es otra medida similar para proteger el sistema auditivo de la gente.
6 – Las bolas de pinchos con cadenas
Otra de las armas antiguas que son muy conocidas por el cine, son las porras con cadenas y una bola de pinchos al final. Se puede decir que era como una especie de nunchaku medieval, que básicamente servía para aporrear al rival. En las películas las hemos visto en batallas cuerpo a cuerpo y en torneos medievales, donde terminaban la lucha a espada o usando estas armas tan peculiares.
¿Cuál es la realidad de estos mazos con cadena y una bola en un extremo? Lo cierto es que no eran tan usadas como nos lo quieren hacer creer en las películas. De hecho, solían ser más ornamentales que otra cosa. Sin embargo, eso no significa que algunas veces se usaran.
Algunos guerreros de la época elegían esta arma cuando iban a entrar en combate. También se podía usar en torneos si así lo quería alguno de los combatientes. Sin embargo, por la documentación que se tiene guardada de esos tiempos, no era algo habitual. Los combatientes simplemente no lo veían tan eficaz como otras armas que había disponibles.
7 – La verdad sobre los lanzallamas
Si has visto películas sobre la guerra del Vietnam o la guerra de Corea, habrás visto que se usaban lanzallamas en combate. Incluso en la segunda guerra mundial se puede ver alguno. En el cine puede que parezca un arma muy poderosa, pero lo cierto es que los lanzallamas nunca se pensaron para que fueran armas directas o de combate.
Su uso era principalmente para limpiar trincheras o puntos donde podía haber un nido de ametralladoras. En si mismo esto era usarlo como una herramienta ofensiva, pero no se pensaba en ello como un arma de combate cuerpo a cuerpo.
El motivo principal es que los lanzallamas eran y son muy peligrosos. Para empezar, son unos aparatos muy pesados y quitan movilidad en combate. Llevar un tanque con combustible en medio de un intercambio de disparos, es muy mala idea si se quiere vivir mucho tiempo. Una simple bala intencionada o perdida podía causar un desastre.
Curiosamente, los lanzallamas no siempre tenían que ser usados para que sirvieran como arma. El terror psicológico que ocasionaban muchas veces era suficiente para que el enemigo se retirara o se rindiera. El solo hecho de ser quemados vivos por estos dispositivos que lanzaban fuego líquido, aterrorizaba a tropas enteras.