A nadie le gusta ir al dentista por muy necesario que sea. Normalmente nos parece una experiencia poco agradable, aun teniendo todos los adelantos actuales. Hoy en día hay una gran cantidad de anestésicos que nos hacen pasar este mal trago casi sin enterarnos, y es raro el paciente que dice que le ha dolido. Sin embargo, no siempre fue así. En otros tiempos la experiencia era más traumática y podemos asegurar que si había motivos para tener miedo. Os dejamos 1 – con algunos datos curiosos sobre lo que se refiere a dentaduras y dentistas.
Indice de Contenidos
- 1 – El miedo de Abraham Lincoln a los dentistas
- 2 – En la antigua China tenían sus propios medios para evitar el dolor dental
- 3 – Los dentistas milagrosos de los años 20
- 4 – Las caries tienen más tiempo del que puedas pensar
- 5 – La famosa dentadura de George Washington
- 6 – La escabrosa costumbre de usar dientes reales para prótesis
1 – El miedo de Abraham Lincoln a los dentistas
El conocido presidente Abraham Lincoln tenía un miedo terrible a todo lo relacionado con dentistas. Esto se debió a la extracción de un diente que no salió bien derivando en una infección. Tanto la intervención como la infección la tuvo que pasar sin anestesia por lo que le cogió un miedo terrible a cualquier cosa relacionada con dientes o muelas. Por este motivo Los siguientes dolores de muelas por los que pasó no se los tomó demasiado bien.
Lincoln se acostumbró a llevar en el bolsillo una botella de cloroformo para inhalarlo cuando le dolían mucho las muelas. Si tenía que pasar por el dentista para cualquier intervención, inhalaba de la botella hasta quedar semiinconsciente. En esos tiempos el uso del cloroformo no se usaba como anestésico, por los que muchos se preguntan cómo conocía Lincoln sus propiedades.
2 – En la antigua China tenían sus propios medios para evitar el dolor dental
La acupuntura tradicional china es muy antigua y se usa para multitud de cosas. En la antigua China una de sus aplicaciones era para aliviar los dolores relacionados con los dientes. Aparte de la acupuntura, también se usaban otras técnicas como el quemar ciertas hierbas en la piel del paciente.
Se pensaba que esto también reforzaba la sangre y la salud en general. También se empezó a usar arsénico para tratar las caries. Se pensaba que con esto toda la zona con caries se consumía al mismo tiempo que quitaba el dolor.
3 – Los dentistas milagrosos de los años 20
El tema de la extracción de muelas y dientes en el pasado era algo delicado. No en todos los sitios se tenían los métodos para anestesiar al paciente y por lo general era doloroso. Nos podemos imaginar el miedo que esto suscitaba a los pacientes que tenían que ir al dentista. Por este motivo, los dentistas que aseguraban que podían hacer extracciones sin dolor con nuevos métodos podían hacer un buen negocio.
Un caso muy conocido en Estados Unidos fue el de Edgar Parker. A principios de la década de los 20 usó una técnica poco usual para ejercer de dentistas. Iba por las zonas rurales con un carruaje tirado con caballos con su grupo de enfermeras, bailarinas y músicos.
Cuando llegaba a un pueblo realizaba un gran espectáculo con actuaciones y música, mientras que aseguraba que podía sacar dientes sin ningún dolor. Para hacerlo daba a sus pacientes una mezcla de whiskey y un derivado de la cocaína.
Aunque la sociedad americana de dentistas dijo que Parker era una amenaza para dignidad de la profesión, tuvo un éxito rotundo. Esta combinación de espectáculo y extracciones de muelas sin dolor le hicieron rico. Se retiró con más de tres millones de dólares de la época.
4 – Las caries tienen más tiempo del que puedas pensar
Gracias a la arqueología se han descubierto evidencias de que hace 7500 años se hacían intervenciones dentales. Uno de los empastes más antiguos que se conocen fue hecho con cera de abeja. Se usó para tapar una fisura dental que debió ser bastante dolorosa. Este tipo de tratamiento ya se aplicaba en el antiguo Egipto, donde las cavidades en la dentadura se tapaban con diferentes sustancias como protección. De hecho, ya existía la odontología mientras se estaban construyendo las pirámides.
5 – La famosa dentadura de George Washington
Al contrario de lo que mucha gente cree, la dentadura de George Washington no estaba hecha de madera. Estaba hecho de marfil sacado de dientes de hipopótamos. Actualmente se puede ver esta dentadura en el museo de odontología de Baltimore. Lo que sí se sabe es que George Washington no cuidó nada su dentadura durante su vida, y este fue el motivo principal de todos los problemas de salud que tuvo.
Washington pasó por una gran lista de enfermedades a las que milagrosamente sobrevivió. Por si la viruela que contrajo no fuera poco, también tuvo la malaria, disentería y la fiebre del dengue. Cuatro enfermedades que por sí solas podrían acabar con cualquiera.
Los tratamientos por los que le hicieron pasar no eran tampoco la panacea. De hecho, algunos de los tratamientos fueron los que acabaron definitivamente con su dentadura.
6 – La escabrosa costumbre de usar dientes reales para prótesis
En los siglos 18 y 19 el consumo de productos con mucho azúcar se disparó, y esto causó muchos problemas dentales. Para blanquear los dientes se usaban soluciones ácidas, lo cual acababa gastando el esmalte de los dientes. Con el tiempo la dentadura acababa dañada, y es entonces cuando hacían falta las prótesis.
La demanda por dientes falsos creció enormemente y se abrió un nuevo mercado para conseguir piezas dentales. Las dentaduras hechas con dientes reales valían mucho dinero en aquella época, y esto llevó a ciertas prácticas poco éticas.
¿Dónde conseguir dientes para hacer estas prótesis? Dado el valor que tenían estas piezas, mucha gente pobre se dedicó a sacarse los dientes y venderlos a los fabricantes de prótesis. Con el tiempo estos donantes empezaron a escasear y muchos se centraron en las guerras que había en marcha para conseguir las piezas dentales. En el año 1815 durante la batalla de Waterloo, se formaron grupos para sacar los dientes a los soldados caídos en combate.
Los dientes conseguidos de los soldados muertos eran vendidos a los expertos en prótesis, los cuales primero los hervían y luego les daban forma para poner en una dentadura. Finalmente se crearon leyes que limitaban este tráfico de dientes humanos, sobre todo extraídos de soldados que habían muerto.