7 Cosas de la Rendición de Japón que no te Contaron

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El emperador Hirohito anunció la rendición de Japón el 15 de Agosto de 1945. La segunda guerra mundial estaba a punto de acabarse. Para las millones de personas que pudieron escuchar la voz del emperador, este fue uno de los momentos clave de la guerra. Hubo una gran alegría porque una larga y terrible guerra se acababa por fin. En Japón muchos lo consideraron una traición y no lo aceptaron. Ocurrieron muchas cosas cuando Japón se rindió a los aliados, y hay historias de todo tipo. Te contamos algunas de las cosas que no todo el mundo sobre la rendición de los japoneses.

1 – Hubo suicidios masivos en Manchuria

Cuando cayó la primera bomba atómica en Hiroshima, los japoneses estaban entrando en una situación de pánico. Los soviéticos estaban atacando desde el norte atravesando China por donde los japoneses llamaban Manchuria. Más de un millón de japoneses vivían en esta zona y no tenían claro cual iba a ser su destino. En Manchuria habían cometidos grandes atrocidades, como por ejemplo lo ocurrido en el escuadrón 731. Hicieron con chinos y rusos cosas monstruosas y no esperaban piedad si eran capturados.

Algunos japoneses decidieron luchar y otros huyeron. Muchos tomaron la decisión de quitarse la vida pensando que los soviéticos les torturarían tal como hicieron ellos. Algunas de las mujeres entregaron a sus hijos a familias chinas. Otros que no pudieron hacer esto reunieron a familias enteras y mataron a los niños para después matarse ellos.

2 – Un grupo intentó evitar la rendición de Japón

El emperador Hirohito grabó su rendición en una cinta y se esperaba que Japón se rindiera un día después de emitirla. Su orden no valdría nada si todos los oficiales no la seguían. Por ello hizo que todos sus generales firmaran su acuerdo a esta rendición. Luego metió la grabación en una caja fuerte y esperó hasta la mañana siguiente. Aunque los generales habían firmado el papel, algunos oficiales no lo aceptaron, Un grupo de militares de alto rango liderados por Kenji Hatanaka querían continuar con la guerra. Decidieron robar la grabación e impedir que se retransmitiese.

Pensaban que lo único que tenían que hacer era hacerse con el palacio imperial y el resto de la población se unirían a su causa de continuar combatiendo. Hatanaka envió a sus hombres al palacio y desarmó a todos los guardias. Bloqueo las entradas y cortó todas las líneas telefónicas. Lo último era encontrar la grabación. Sin embargo, después de horas de búsqueda no conseguían encontrarla. Algunos de los rebeldes que iban con Hatanaka empezaron a cambiar de opinión. El ejército se estaba acercando al palacio y este mando militar iba a quedar como un traidor.

Finalmente Kenji Hatanaka y sus hombres huyeron del palacio antes de que llegara el ejército.

3 – El destino final de los rebeldes

Después de huir del palacio, Hatanaka y sus hombres intentaron por última vez que Jaspón continuara en guerra. Se hizo con la estación de radio donde se iba a difundir el mensaje del emperador a punta de pistola. Si no podía evitar la difusión de la grabación, por lo menos intentaría que se escuchase su propia voz. Sin embargo, los trabajador de la estación de radio no le quisieron ayudar y este plan también falló. Finalmente Hatanaka se pegó un tiro y dejó una nota con un mensaje diciendo que no se arrepentía de lo que había hecho.

Una hora después de haberse suicidado, la grabación del emperador se emitió en todas partes. Era la rendición oficial de Japón. Fue la primera vez que la gente escuchaba la voz del emperador. Su mensaje habló de una cruel nueva bomba devastador. Daba a entender que seguir luchando sería el fin de nación japonesa. No llegó a decir en ningún momento la palabra “rendición”, por lo que muchos japoneses no supieron muy bien lo que quería decir.

4 – Después de la rendición, hubo un último vuelo kamikaze

El comandante de aviación Matome Ugaki había enviado a cientos de hombres a misiones suicidas con los conocidos kamikaze. Cuando se enteró que el emperador quería la rendición, Ugaki decidió que una muerte honorable era mejor que rendirse. Por tanto decidió hacer una última misión el mismo como kamikaze. No era un piloto pero uno de sus hombres se ofreció voluntario llevarle. Hizo una última fotografía con su espada de ceremonias y se subió a la parte de atrás de uno de los aviones. Un grupo de nueve aviones suicidas partió en busca de la armada americana.

Sin embargo, ninguno de los aviones kamikaze consiguió llegar a su objetivo. El escuadrón de Ugaki y sus hombres fueron derribados por el fuego de los barcos americanos antes de que pudieran estrellarse contra ellos. Todos los aviones cayeron al mar, y poco después la espada ceremonial del comandante fue encontrada en una isla cercana.

5 – Varios prisioneros americanos fueron ejecutados al saberse la rendición

Cuando el emperador hizo oficial la rendición, un grupo de americanos del ejército del aire estaban prisioneros en una prisión japonesa. Eran soldados que se habían tenido que tirar en paracaídas desde aviones que habían sido derribados. Cayeron en una de las peores prisiones japonesas localizada en Kyushu. Se habían hecho terribles experimentos con los prisioneros, como disecciones a lo vivo,  y los soldados americanos no sabían cuando les tocaría el turno. Por este motivo recibieron el rendimiento del emperador como una gran esperanza.

Los prisioneros americanos pensaron que era iban a sobrevivir a la experiencia. La guerra se había acabado y se iban a casa. Sin embargo, los guardias japoneses no pudieron aguantar ver como los prisioneras quedaban libres. Veían en ellos los responsables de que su país se tuviera que rendir. Eran en total 16 presos americanos y todos fueron arrastrados al patio de la prisión. Fueron todos masacrados con espadas en ese mismo sitio. Según contaron después los guardias que cometieron esta atrocidad, dijeron que lo hicieron por su país y una obligación hacía sus ancestros.

6 – Hubo una guerra de guerrillas después de la rendición

Como se ha dicho, no todo el mundo se tomó la rendición de la misma manera. Muchos simplemente no lo aceptaron. Uno de estas personas fue el capitán Sake Oba, y no creyó que Japón se fuera a rendir. Vio las fotos de la destrucción de Hiroshima pero dijo que eran falsas. Pensaba que Japón tenía muchas oportunidades de ganar la guerra y lucharía hasta el fin. Eligió a unas 200 personas y los entrenó para luchar como guerrillas. En los siguiente tres meses atacó a las fuerzas americanas en Saipan.

Durante todo este tiempo el grupo de Sake Oba robó suministros a los americanos, liberaron a prisioneros japoneses y fue el último frente contra los aliados. Finalmente el general Umahachi Amo consiguió reunirse con el capitán y le dio órdenes escritas para que se rindiera. Este fue el fin de la guerrilla ya que se entregaron a los americanos.

7 –  Hubo un japonés que luchó otros treinta años

El soldado japonés Hiroo Onoda estaba en Filipinas cuando Japón se rindió. Se negó a aceptarlo ya que nadie la había dado la orden directa de que dejara de luchar. Hasta que no le dieran órdenes de rendirse seguiría en guerra. Vivió en la jungla entre plataneros y cocoteros, de los cuales se alimentaba. Algunas veces entraba en poblados cercanos donde robaba algo de comida o suministros. La gente le tenía miedo y lo intentaban evitar.

En los años setenta el ejército japonés se piso en contacto con el y le ordenador que se rindiera. Al tener una orden directa, finalmente aceptó rendirse. Fue directamente al presidente de Filipinas Ferdinand Marcos y le entregó su espada.  Después de treinta años finalmente Onoda pudo volver a casa.

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