Aunque sea un tema muy tabú en la mayoría de países, el suicidio es una realidad. Todos los años se suicidan miles de personas y en algunos países es el motivo de muerte por encima de accidentes de tráfico o cáncer. Los motivos para que alguien se quite la vida son muchos y es una cuestión muy compleja. El modo en que la gente se suicida es variado, y la mayoría busca una muerte rápido y sin dolor. Sin embargo, en algunos casos el método de suicidio puede ser muy poco usual. Te contamos algunos suicidios extraños que han resultado ser también de los más siniestros.

1 – Suicidio por decapitación

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El suicidio por venganza es algo que no se suele ver demasiado. Sin embargo, ocurre de vez en cuando y uno de los más extraños lo protagonizó Gerald Mellin. Este hombre estaba preparando su divorcio por problemas irreconciliables con su mujer. Estaba muy resentido y decidió que quería hacer sufrir a su esposa en el proceso. Empezó a enviar mensajes a su mujer amenazando que se iba a suicidar. Incluso le mandaba fotos de la soga con la que se iba a colgar.

Lo siguiente que hizo fue cancelar sus seguros de vida y empezar a comprar todo tipo de cosas para endeudarse lo máximo posible. La idea es que su esposa no solo se quedara sin dinero, pero que encima hubiera una enorme deuda imposible de pagar. El siguiente paso de su plan fue cometer el suicidio. Ató una larga cuerda a un árbol e hizo una soga en la otra punta. Se la pasó por el cuello y se metió en su coche.

Gerald Mellin entonces puso en marcha el coche y arrancó a toda velocidad incorporándose a la carretera. Había bastante tráfico pero eso no detuvo el coche de Mellin. Cuando la ropa se tensó la soga literalmente le decapitó ante el asombro de los otros conductores. Fue un suicidio público que pudo ver docenas de personas.

2 – El suicidio de la bala de plata

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Alguno puede pensar al leer el subtítulo que fue un hombre lobo el que se suicidó, pero no fue así en este caso. En el siglo 18 un noble polaco llamado Jan Potocki era bastante conocido por sus excentricidades. Dos de las cosas que por las que más se le recuerdan son su novela gótica “El manuscrito encontrado en Zaragoza” y haber cometido uno de esos suicidios extraños de los que estamos hablando.

Su novela habla de fantasmas y tardó casi una década en escribirla. En el proceso su salud mental empezó a decaer. Había sido un explorador, aventurero y si vida social era muy activa. Sin embargo, en los últimos años de su vida se aisló de todo el mundo en un estado cada vez más depresivo. Finalmente no pudo soportarlo más y decidió acabar con todo.

Encerrado por propia voluntad en su castillo, Potocki mandó fabricar una bala de plata usando un recipiente que le había regalado su madre. Una vez que la bala de plata estaba preparada, hizo que un sacerdote la bendijera. Lo siguiente fue retirarse a sus aposentos y dispararse en la cabeza con la peculiar bala.

3 – Enterrado vivo por voluntad propia

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El miedo a ser enterrado todavía con vida es algo que tiene mucha gente. El horror de despertar en una tumba aun estando vivo es algo que asusta hasta al más valiente. Aun así, parece que hay cosas mucho peores como por ejemplo tener “la gota”. El orador romano Polemon de Laodicea tuvo esta dolorosa enfermedad y llegó un momento en que no pudo soportar más el sufrimiento. Por eso planeó un curioso y siniestro suicidio para si mismo.

Lo que hizo este orador romano fue pedir a sus sirvientes que le emparedaran en la tumba familiar para morir. Si lo imaginamos por un segundo es una forma de morir horrible. Encerrado en una cámara oscura rodeado de sus ancestros y en constante dolor por la “gota”. Su muerte llegó por inanición de comida y agua y es un suicidio que se aleja de una muerte rápida y “dulce”.

4 – Un suicidio complicado y sangriento

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Quitarse la vida no es tan fácil como muchos pueden pensar, y es que somos más duros de lo que nos pensamos. De hecho, hay estudios que demuestran que el éxito en los suicidios es bajo y la mayoría de las personas sobreviven. Por ejemplo, cortarse las venas solo mata a una de cada diez personas. Con las armas de fuego es diferente y el porcentaje de éxito es mayor. No es de extrañar que mucha gente elija este método para suicidarse. Sin embargo, no siempre funciona y la cosa se puede poner muy fea.

A mediados de los noventa en Australia hubo un caso que llamó la atención de todo el país. Un hombre decidió matarse usando su escopeta de caza. Metió un cartucho en la escopeta, se la apuntó al pecho y disparó. El tiro le lanzó hacía atrás provocándole un gran agujero en su espalda. El disparo lo atravesó sin tocar un solo órgano vital, por lo que seguía vivo y consciente. Se levantó y volvió a cargar la escopeta y se la puso en la mandíbula. Volvió a disparar pero solo consiguió arrancarse la mandíbula y media cara.

Aun con media cara desaparecida seguía con vida. Malherido cogió otro cartucho y logró salir de la casa y andar más de cien metros. Luego volvió a apuntarse con el arma y disparó. El tercer disparo consiguió su objetivo aunque no sin un terrible sufrimiento.

5 – Suicidio por destripamiento

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En este caso hablamos de otro orador romano llamado Cato. Era uno de los considerados incorruptos y nunca aceptaba sobornos. También era muy crítico con Julio Cesar y en más de una ocasión tuvo problemas con esto. En el senado había continuas discusiones y enfrentamientos. Cuando el Cesar se hizo con el control de toda Roma decidió que no tomaría represalias contra sus enemigos. Sin embargo, Cato no se lo tomó nada bien y no soportaba la idea de vivir bajo el mandato de Julio César.

Cato intentó matarse clavándose un puñal, pero no tuvo mucho éxito en el intento. Lo que consiguió fue hacerse un buen corte en el estómago. Sus sirvientes escucharon sus gritos y fueron a ver lo que pasaba. Lo que vieron fue a Cato tumbado en la cama y con sus intestinos colgado a un lado. Se llamó rápidamente a un médico. Aun así, Cato seguía dispuesto a morir como fuera. Lo que hizo Cato antes de que llegara el médico fue coger sus tripas colgantes y arrancárselas, y esto fue lo que al final lo mató

6 – Suicidio por momificación

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A lo largo de la historia se han oído cosas de sectas que se han suicidado juntos. En algunos casos había monjes que recurrían a este tipo de muerte, y este es el caso de unos budistas llamados sokushinbutsu. Los budistas tenían una estricta idea de cómo se debía momificar un cuerpo y para ello había que prepararse durante años. Los monjes sokushinbutsu se prepararon durante tres años a base de comer solo nueces y semillas. Hacían ejercicios todos los días hasta conseguir reducir al mínimo la grasa corporal.

Luego estuvieron otros tres años comiendo solo cortezas de árbol y bebiendo té. También se inducían vómitos antes de su viaje eterno. Estos monjes entonces se metieron en unas pequeñas tumbas y esperaron su muerte. Simplemente se dejaban morir. Una vez que estaban muertos, algunos ayudantes sellaban las tumbas para que hubiera una momificación natural de los monjes.

Curiosamente, este tipo de suicidios por momificación en el culto budista sokushinbutsu se hizo tan común que fue prohibido por el gobierno. La prohibición llegó bien entrado el siglo 19, lo cual lo hace más asombroso todavía.

7 – Un terrible suicidio con arrepentimiento incluido

Richard Sumner

Una de las cosas que tiene el suicidio es que algunas veces la gente se arrepiente. Algunas veces es demasiado tarde y esto es lo que le pasó a un artista con problemas mentales llamado Richard Sumner. Lo que hizo fue adentrarse en un bosque de Gales en el Reino Unido y desapareció. No dejó notas ni nada para que se supiera que le había pasado. Tuvieron que pasar tres años hasta para que alguien encontrara su cuerpo en el profundo bosque. Aquí es cuando la historia se pone bastante desagradable.

Como se ha dicho, Sumner tenía problemas que en eran principalmente de esquizofrenia. Se metió a una zona del bosque donde no iba nunca nadie llevando unas esposas. Una vez que estuvo en un lugar muy aislado se ató a un árbol con las esposas y tiró la llave. Cuando le hicieron la autopsia tiempo después, vieron que tenía serios rasguños en las muñecas, por lo que se quiso librar. Parece ser que cambió de opinión en el último momento pero ya era tarde.

Richard Sumner murió en el bosque de inanición totalmente solo y desesperado. Nadie se puede imaginar el horror y desesperación que tuvo que pasar. Lo curioso es que algunos años antes había intentado suicidar de la misma manera. En esa ocasión fue liberado cuatro días después al encontrarle unos senderistas.

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